Hace algunos días, un grupo de El Trébol mostró en público un cartel con un mensaje de sororidad para con las mujeres víctimas de la violencia machista. En silencio, sin decir una palabra, sin agredir, sin provocaciones y las críticas llovieron.
Fue un #Miracomonosponemos y decir #NoEsNo, pensando en los abusos, en las situaciones incomodas y violentas que sufre el género, que sucede día a día, a cada instante, y que en su mayoría no sale en la TV, y no son noticias en los medios.
Hoy, tenemos que lamentar la muerte de otra joven. Agustina. Una más. Y no será la última, será otra de tantas que vendrán, que no estarán. Otra piba a la que le arrebataron la vida. Porque no apareció muerta, la asesinaron.
Por eso salimos a las calles. Por esto levantamos nuestras voces y ponemos el cuerpo, aunque nos critiquen y destrocen por luchar por lo justo. Desde nuestras convicciones, sabiendo que no es un YO, sino una NOSOTRAS. Que lo individual es válido si respeta lo grupa y alcanza a todas.
Ahora todos mostrarán su falsa congoja. Serán terriblemente hipócritas y muchos otros, de manera vil se comenzarán a preguntar porque andaba sola, que su ropa no era adecuada y mucha otra mierda parecida. Como siempre lo hacen. Estigmatizando a la víctima.
Estoy harta. Estamos hartas y cansadas de llorar y despedir a mujeres que son asesinadas en manos de hombre. Cansa, frustra y sobre todo, DUELE. Lástima que se nos mueran las pibas ante el silencio de una sociedad cómplice, que no hace nada, que no permite que se haga y que intenta todo el tiempo acallar las voces de quienes queremos un mundo mejor.
No vengan con que esto es distinto, es lo mismo, la misma lucha. Un mal nacido, con perdón de la expresión, que seguramente quiso violar a la piba y que la tuvo que matar para tapar ese otro crimen, o tal vez, no soportó un simple NO.
Agustina es la hija, hermana, sobrina o amiga de cualquiera de nosotras. Una piba como cualquiera acá en El Trébol que vuelve caminando del boliche sola. Esperanza es como acá, no es una gran urbe, somos parecidos. Lo que hay que entender que no es el lugar, no es la pollera, no es el horario, es el machismo. El machirulo que mata con descaro.
Por eso decimos muerte al macho y a todos los argumentos que nos oprimen y nos condenan. Que se muera esa doctrina, que desaparezca del mundo, que caiga el patriarcado y todas las personas cómplices que lo sostienen y lo apoyan.
NO SOMOS UN DESCARTE. SOMOS PERSONAS. BASTA DE TOMAR NUESTROS CUERPOS Y MASACRARLOS.
BASTA. BASTA. BASTA. MALDITOS Y UNA MIL VECES. BASTA.
Por Melisa Barrios.