La pirotecnia cero se impone a pasos agigantados en la ciudad de El Trébol.
A tres años de implementarse, la fisonomía del cielo en un 24 o un 31 a la noche no es la misma. También contribuye la situación económica, es cierto, pero la concientización avanzó y ganó terrenos insospechados años atrás.
«El año pasado vimos la diferencia pero nos preocupa bastante algún tema puntual como festejos en los clubes y algunos kioscos que venden. Agudizaremos los controles y procederemos al decomiso si es necesario. Ya no hay avisos, estamos en condiciones de multar», señaló a este medio la Dra. Gisela Mattalía, Secretaria de Gobierno de la Municipalidad de El Trébol.
Mattalia señaló que «no es lo mismo una multa para una persona que tira un petardo que un comercio que vende pirotecnia o una institución que use este tipo de cohetes. Hay diferentes sanciones, desde multas en pesos a decomisos».
En tres años, la ciudad cambió mucho. De ser un lugar en el que se hacía un culto a la pirotécnia a una batalla ganada fundamentalmente por grupos proteccionistas de mascotas, que golpearon muchas puertas en el Municipio y trabajaron a la par de los funcionarios para reglamentar las ordenanzas.
Hoy ésta ciudad del Departamento san Martín casi no tiene pirotécnia en las fiestas, aunque sí aún se escuchan estruendos en algún festejo deportivo. «En tres años el cambio fue importante. Igual hay personas retisentes al cambio. Hay gente que sufre la pirotecnia, también los animales o los centros de salud la padecen. Hay que pensar en el prójimo. La persona que usa pirotécnia debe pensar en los demás y también en que él mismo puede salir herido».