Los excesos hídricos de los últimos 15 días dejaron de todo. No sólo calles destrozadas y campos con agua, sino también todo tipo de animales que no son comunes de encontrar.
Además de unas cuantas culebras y víboras, en los últimos días se encontraron otro tipos de «visitantes» en los patios de las viviendas.
Tanto en el domicilio de la familia Gomez como en el de la familia Mercier, aparecieron ejemplares de sapos escuerzos.
El escuerzo común es una especie de anfibio anuro de la familia Ceratophryidae. Es un sapo grande y de cuerpo grueso, que habita en la Mesopotamia argentina, y adyacencias de las costas uruguaya y brasileña. Tiene una enorme boca y ojos salientes con dos pequeñas protuberancias en la cabeza semejantes a «cuernos». Sin embargo las lluvias y el agua que llega a la ciudad parece que atrajo estos bichos, que en estas horas se pasean por El trébol tratando de pasar desapercibidos.
Para alimentarse, suelen ocultarse bajo el barro, dejando fuera sólo los ojos. Así permanecen casi inmóviles al acecho de cualquier presa que se ponga a su alcance. Cuando ésta aparece, saltan fuera del barro y se la tragan. Son tan voraces que eventualmente mueren por asfixia al querer engullir animales demasiado grandes (insectos, pájaros pequeños, mamíferos y otros anfibios).
No son venenosos ni provocan verrugas. Pero sí son hábiles y glotones cazadores. Se trata del escuerzo pampeano, un anfibio que es todo un personaje debido a su extraña apariencia.
Demás está decir – como la foto con Mario Gomez- que estos «bichitos» son inofensivos.