CENTENARIO – Elvio Dosso cumple 100 años de vida y 85 de profesión

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Elvio Dosso cumple hoy 100 años de vida. El eterno peluquero de la ciudad de El Trébol está intacto, ejerce la profesión cada día con entusiasmo, se cuida en las comidas, es metódico a la hora de llevar adelante sus días y sólo lamenta haber perdido a su esposa hace 5 años.

«Hay que agradecerle a Dios y a San Roque porque los cumplo el 16 de agosto, el Día de San Roque», dice y se ríe con Elvio, sentado cómodamente en su cocina, mientras descansa su pierna, que sufre una lesión desde hace unos días.

Don Dosso nació en Carlos Pellegrini, pegadito a El Trébol, fruto de la relación de Don  Evagelista Dosso y Doña Emilia Robino.  Es el segundo de 6 hermanos, 5 varones y una mujer.

«Vivo sólo. Ahora por la noche viene una mujer, Liliana, que me cuida pero yo estoy bien», señala con una lucidez envidiable.

Elvio llegó a  la ciudad de El Trébol el 15 de mayo de 1945. «Era una época de sequía. Yo tenía peluquería en Carlos Pellegrini y me la traje acá».

Recordando dice: «En Carlos Pellegrini fui monaguillo de la parroquia hasta los 12 años, después trabajé en la casa de un Doctor que fue muy bueno conmigo. Después mi papá me dijo que aprenda un oficio, y a los 14 años empecé a trabajar en una peluquería. A los 15 años afeité por primera vez a un cliente». Dosso cumple 100 años de vida y 85 con la misma profesión.

Elvio llegó y se afincó donde vive hasta hoy, en Avenida Libertad 257. «Enseguida puse la peluquería. Aún hoy sigo cortando el pelo. Tengo buen pulso y el Dr. Esteban De Lorenzi me lo hace saber siempre. Quise estudiar medicina en Rosario pero no pude. Decían que iba a ser un gran cirujano por el pulso que tenía».

ETD – Navaja o tijera?

«Prefiero la navaja, pero hay gente que quiere con tijera. Hay dos clientes que son fanáticos de la navaja. Ahora hace dos meses que no trabajo porque tuve un problema en una pierna».

Se casó el 15 de febrero de 1945 con maría Elena Mattalía y tiene dos hijas que viven en San Jorge y Firmat.

Sus días son metódicos y ordenados.  «Me levanto temprano. Con esto de la pierna últimamente me levanto a las 9. Sino estoy arriba a las 7, y después de desayunar abro la peluquería. Al mediodía me cocino yo. Como me operaron del hígado, como pollo, pescado, pastas y nada frito».

A la tarde duerme la siesta  hasta las 16 y después vuelve a la peluquería. «Me gusta mirar televisión a la noche cuando ceno pero últimamente hay tan poco por televisión, que me da lástima».

Su pierna lo tuvo a maltraer en el invierno pero logró superar la peor parte.  «Cuando venga la primavera volveré a salir a caminar. Pero tiene que pasar el frío y tengo que mejorar un poco de la pierna», dice y por primera vez se pone serio para confesar: «Soy feliz pero lamento el fallecimiento de mi señora hace 5 años. Me dejó solo después de estar tanto tiempo juntos».

Elvio es un canto a la vida. Un hombre educado como los de antes, con las mismas ganas de trabajar como cuando era un purrete y hacía sus primeros cortes. Hace un culto de su profesión y de cómo vivir la vida.

Es hincha de San Martín, uno de los clubes de Carlos Pellegrini y militante de la Unión Cívica Radical. «De chico me buscaron para trabajar en política. Mis hermanos no quisieron pero yo sí y soy un buen radical», dice e infla el pecho.

Cuando recuerda su pasado deportivo comenta:  «Jugué de arquero cuando era chico. A los 18 años, cuando tuve que pasar a Segunda yo le pregunté a mi mamá y me dijo que no quería tener ningún chico estropeado por el fútbol».

Su madre lo cuidó bien. Tiene 100 años, luce una salud de hierro y un modo de ser agradable y simplón. Desparrama simpatía y cortesía. Y agradece, siempre agradece, a Dios, a la vida, a San Roque o al entrevistador.

Y no sabe que los agradecidos somos nosotros, los que tratamos de imitar minimamente su amor por la vida. Esa que muchas veces tratamos con ingratitud.

Francisco Díaz de Azevedo

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