Por Francisco Díaz de Azevedo
Lazaro Tonatto es un pibe que viene de las inferiores, la peleó en cada etapa formativa y a base de trabajo llegó a la Primera.
Hoy de la mano de Matías Contreras, un DT que potencia a sus dirigidos, Tonatto se erige en figura muy seguido.
Es de los callados, de los que no deslumbrará por piruetas sino por efectividad. De los que marcan y defienden con intensidad y de los que piensan frío cuando la cosa está muy caliente. Es de los que cree en milagros.
Lazaro levantó a Trebolense y lo resucitó cuando perdía en el último cuarto por 7 puntos. Dio pases precisos y no falló sus tiros porque no debía hacerlo.
El domingo, Trebolense había jugado mal y había perdido mucho más que un partido. Había sido despojado de la confianza. Pero al tercer día, Lazaro resucitó para darle vida a este Trebolense.
Subió a los cielos para para shotear con precisión y le dio el final celestial a una noche que olía a tempestad.
Lazaro hizo resucitar a Trebolense cuando todos lo daban por muerto. “Jugué partidos con muchos nervios y el equipo te ayuda y te da confianza. Vengo de las inferiores, de jugar mucho y eso me ayuda. El Cuerpo Técnico me brinda mucho y logra que haca esto”, señaló el canterano.
Y agregó: “El equipo no tiene una figura, siempre aparece alguien que responde y lleva adelante el partido. Hoy era difícil y se logró por un gran trabajo que viene desde hacer rato”.
Finalmente Lázaro adelantó: “Es complicada la semifinal, hay que seguir trabajando y poner la cabeza en lo que viene. Estamos para todo!”.
Porque no importa que a veces se juegue mal, no importa si se va perdiendo la serie, Trebolense siempre está, es el equipo de los milagros, y más aún, si Lazaro Tonatto dispara un triple y le dice al viejo Trebolense de la punta del Boulevard: “Cele, levántate y anda!!!”