La veda política no existió en la ciudad y en la región. Y de algún modo está bien. Demuestra un crecimiento y madurez en lo que tiene que ver con el pueblo, el votante y despoja de lo tabú al acto eleccionario.
Y me refiero a la veda, al uso que se le supo dar en esta ciudad y la zona.
Hasta hace pocos años atrás, la policía visitaba los restaurantes, pubs, discos y bares a las 12 de la noche a fin de comenzar a cerrar sus puertas.
Las gasolineras no abrían sino hasta las seis de la tarde y no había juegos en las plazas ni espectáculos en las horas previas.
El domingo era fantasma. Los restaurantes se cerraban y los super y mercados permanecían con sus persianas bajas.
Pero esta vez nada de ello pasó. Ni siquiera los candidatos cesaron de «trabajar». Se retiraron las propagandas de los medios y no se escuchó más un jingle, es cierto, pero nada más.
Cada candidato siguió visitando barrios. Cada partido siguió seduciendo gente y cada militante siguió tratando de captar votos para su «pollo».
Las estaciones de servicio hicieron vida normal, los comedores y bares también, las plazas se llenaron y los juegos abrieron sus puertas.
De hecho, los boliches de la región abrieron sus puertas y algunos recién cerraron a las 8 de la mañana.
La definición de Veda política
«Veda electoral, silencio electoral o jornada de reflexión es el lapso durante el cual rigen una serie de prohibiciones legales vinculadas a la propaganda política, que sólo se aplican cuando hay elecciones, y pueden comenzar unos días antes y terminar horas después.
Uno de los propósitos de estas prohibiciones sería la de permitir que en el período inmediatamente anterior a la elección sus participantes puedan reflexionar, teóricamente sin ser influidos, sobre su voto y es por ello que en España se utilice el término «jornada de reflexión» para el día previo a una elección política, durante el cual rige la veda electoral
Otro objetivo sería tender a evitar que durante el acto electoral ocurran posibles incidentes entre simpatizantes de diferentes partidos políticos.
Algunas de las prohibiciones -como por ejemplo la de vender bebidas alcoholicas o la de realizar espectáculos públicos- tienen un origen histórico pues se refieren a épocas en las cuales podrían haberse utilizado con el fin de conseguir que algunos sectores de población no acudieran a votar».
Y el ciudadano demostró que se puede ver de una manera más flexible y desdramatizada a la elección. No hace falta transformar en un fantasma a la ciudad hasta las 18 hs.
Se puede votar con razón si antes tomamos un café en un bar, o si comimos en un restaurante y tomamos una cerveza o un buen vino o si bailamos hasta las 6 de la mañana.
Pues que viva la democracia! Con asado, baile, un café o un pibe que pueda jugar en la calesita de la Plaza del pueblo, mientras los vecinos sufragan.