Lucas Pendino lleva recorrido ya 25.000 kms en moto desde que dejó su ciudad, El Trébol, en Santa Fe.
El joven, en su travesía más larga, busca unir El Trébol de Argentina, con Dead Hourse, en Alaska, Estados Unidos.
Esperando el viaje final
Descansando en Canadá, mientras repara la bomba de combustible de su moto y se prepara para el zarpazo final, Lucas señala: “México es un país que seguramente me verá algún día, por sus lugares y su gente. Es el único país de mi lista que deje totalmente todo al azar. Recorrimos el país de punta a punta por las carreteras libres. Mucha gente nos dijo que tengamos cuidado por este tipo de rutas. Creo que fuimos por demás de relajados. Nunca nos pasó nada. Es más, todas cosas muy lindas gracias a la gente que nos brindó ayuda todo el tiempo”.
Hoy en día está en la ciudad Prince George, en Canadá, en el otro extremo del continente. Mientras trabaja en una concesionaria de la marca de su moto, espera un repuesto, que demoraría unos 4 días en llegar. “Sin ningún tipo de compromiso uno de los chicos de la agencia me ofreció quedarme en su casa. Les pedí trabajo porque se me hacen interminables los días. Así que estoy acomodando y limpiando motos en la agencia, la gente en Canadá es muy amable”.
ETD: Tuviste muchos contratiempos en el periplo?
“Hace unos días salí de la ciudad de Revelstoke, aquí en Canadá hacia esta ciudad pero no pude llegar, en una estación de servicio de la ciudad de Williams Lake, la bomba de nafta dijo basta. La moto no arranco más. Por primera vez en 5 años y medio mi moto me dejó a pata. Lo peor que la ciudad estaba en alerta de evacuación por los incendios forestales. Gracias a la ayuda de una pareja del lugar pude salir. Se ofrecieron a llevarme a su casa. Consiguieron un trailer para mí moto, me dieron un lugar donde dormir y un plato de comida. Son esas cosas las que llenan el corazón”.
“Del lugar donde estoy en tiempo a la última frontera son unos cuatro días de viaje. El problema de llegar a Deadhorse – es el fin de la Dalton Highway- es que sé que voy a pagar el precio de la demora, con las inclemencias del tiempo”.
Pendino, espera ansioso el último tramo, como un alpinista a punto de hacer cima, dice: “El viaje viene muy bien. Creo que estas cosas tienen que pasar, o pasan por algo, uno se desespera más de lo normal. Hay mucha gente que envía muchas fuerzas y la verdad que se siente. En especial mi familia, mi novia y mis amigos. Una vez que haya recorrido la última frontera voy a bajar hasta Miami para enviar mi moto en avión a la ciudad de Santiago de chile. Y de ahí andando hasta mi casa. Queda un buen tiempo de viaje todavía. Tengo muchos kms. por recorrer y muchos lugares por explotar”.