Tomás Fogliatti está en la mira de todos. Los plateístas se preguntan quién es el pibe que siempre está peinado, de gesto inmutable que sale jugando de abajo casi siempre.
“Fogliatti!!”, le contesta otro plateísta y añade: “El hijo del que trabaja en la Estación de Servicio”. El primero se rasca la barbilla, el segundo lo elogia al pibe.
“Mosquito” es uno de los jugadores que se cansó de ganar con sus compañeros en inferiores. Tiene títulos en Novena, Séptima y Quinta. Pero ahora Marcos Conigliaro lo subió definitivamente a Primera, aunque en el 2016 haya hecho algo de experiencia.
Tomás se sonríe cuando le preguntan. “Es una linda experiencia. Nunca me imaginé que me iban a subir a la Primera. Yo este año me imaginaba jugando en Quinta”, dice.
Desde su timidez, “Mosquito”, como le dicen sus amigos señaló sobre su camada: “Es un grupo muy lindo del que venimos. Tanto de las clases 1999, 2000 y 2001, es de excelentes jugadores y pudimos juntos ganar muchos títulos. Ahora espero seguir progresando y mucho”.
El defensor, que ya debutó en el Federal C y jugará la Copa Santa Fe manifestó: “Es un gran orgullo y me da mucha alegría jugar en Primera. Yo no esperaba jugar tan temprano en Primera. Antes yo veía la Primera desde la tribuna y ahora estoy adentro”.
Gabriel Fogliatti y Susana Ullúa son los papás de “Mosqui”. Constanza es su hermana. El pibe sigue haciendo las mismas cosas de chico que hacía el año pasado, cuando brillaba en Quinta y cuando dio su última vuelta en Inferiores. Pero ahora se concentra para los domingos. Ahora es el pibe que tiene que ser “tiempista” ante delanteros de mucho peso y renombre.
La viste con orgullo a la casaca. Se sonríe apenas. Nació el 16 de enero del año 2000 bajo el signo de Capricornio. Tiene 17 años recién cumplidos y mucho por soñar en este 2017.
“Tenés razón… es bueno el pibe…”contesta tardío el primer plateísta. Ahí está Tomás… defendiendo los colores del “Cele”, el club que un día confió ciegamente en él.