Se llama Rubén Ojeda. Estaba en el momento justo en el lugar indicado. Es vecino de la familia Lapalma y cuando advirtió lo que pasaba no dudó un segundo.
La esposa de Johnatan y sus dos pequeños estaban en el interior de la vivienda. Había fuego, combustible y humo. Era la tarde – noche del martes 28 de junio y la situación en la calle Colón al 1027 era dramática.
Una vivienda en llamas y con una familia adentro.
La estufa a leña ya había hecho la mala pasada. Había tomado fuego y también un bidón de combustible.
Entonces Rubén intentó ingresar a la vivienda. Intentó por adelante, rompió la ventana pero las llamas eran enormes y no se podía pasar. “Junto a mis hijos los pudimos sacar. Ingresamos por una puerta del patio. El frente era todo fuego. Así que entré por atrás”, le dijo Ojeda a El Trébol Digital.
Sacó a la madre y a los hijos y después se quedó adentro tratando de salvar pertenencias. “Los chicos se quemaron el cabello pero creo que estaban bien. No ví quemaduras en la piel. Inhalaron humo, como la mamá. Les salía sangre por la nariz, espero que estén bien”, recordó a este medio y agregó: “A la par de la estufa había un bidón de gasoil. Eso creo que generó el incendio. No sé cómo están ahora porque se los llevaron al hospital”.
Muchos olvidarán pronto este nombre, la familia Lapalma no. Rubén Ojeda, mucho más que un buen vecino, lo que se dice todo un héroe.