El poder del corazón – Maxi Matter lucha ahora con crear una Liga de básquet para no videntes en la República Argentina. Quiere además que este deporte se convierta en paralímpico en el país.
Por Francisco Díaz de Azevedo Por Francisco Díaz de Azevedo
Maximiliano Matter no para de sorprender a la ciudad y a la región.
De niño, era un enamorado de la música y logró que la propia cantante popo mexicana Thalía lo saludara a través de un programa de Julián Weich por Canal 13 y que se le cumpliera el primero de sus sueños imposibles.
Pero Maxi sabe de sueños imposibles. Y sueña en imposible porque sabe que lo posible ya está hecho.
De murciélago y pivote
Un día empezó a patear una pelota con un sonajero y de a poco logró un lugar en los «Murciélagos», la Selección Argentina de fútbol para no videntes.
Así pasaron los años, Maxi se fue a estudiar a Rosario y dejó la ciudad de El Trébol con sus 14.000 HABITANTES. Se metió en la gran urbe, que supera el millón de individuos y comenzó a desarrollar otras capacidades hasta ahora desconocidas para él.
No ver se transformó en un arma y no en un impedimento. Y ora vez llegaron los sueños imposibles. Conoció a quien desde hace dos años es su novia, empezó a estudiar y trabaja como masajista y sale por las calles de la tercera ciudad más grande del país con la naturalidad con la que salimos todos.
Usted se puso un paño en los ojos un rato y caminó por su casa? Imposible?? Sí, claro, lo entiendo. Maxi lo hace cada día, las 24 hs. por Rosario.
Hoy, en este año 2015, la vida de Maxi se encuentra enredada en otro sueño, más imposible, más difícil, más irrealizable.
Comenzó a jugar al básquetbol y dos veces por semana se toma el bus para viajar a Cañada de Gómez. Allí un día conoció a Matías Dalcole, profesor de básquetbol para no videntes y con él se sumó a construir en la nada una nueva manera de hacer deportes.
Un poco de historia
En diálogo con este medio, Dálcole cuenta: «El básquetbol para ciegos arrancó en el país en el 2002. Es un deporte adaptado y ahora queremos hacerlo crecer. La idea es difundirlo. Ya hay varios campus a lo largo de Argentina».
A su lado, Maxi recuerda: «Con Matías trabajamos duro desde hace dos años», y enseguida dispara: «Trato de mejorar día a día y por ahora entreno pero a futuro queremos formar una Liga Nacional. Queremos promocionar en Argentina el básquetbol para ciegos».
Maxi y Matías forjaron una relación, primero de alumno – entrenador y hoy de amigos. «Lo veo a Maxi con muchas ganas. Es impresionante el deseo y las ganas que pone. Viaja dos veces por semana a Cañada De Gómez. Yo le enseño, le complejizo los ejercicios y él los hace cada día mejor».
El sueño
Maxi entrena en ADEO de Cañada de Gómez y en un playón deportivo recientemente inaugurado. Es por ahora el único jugador junto con un compañero mayor y los sábados se junta con un grupo de no videntes en Rosario para básquet.
«Queremos llevar adelante el proyecto a Buenos Aires. Se empezó a trabajar con los más chicos», señala el joven y afirma: «Siempre me gustó el básquet. Me enteré de su existencia,, me sumé y a medida que fueron pasando los campus conocí a Matías con quien hice una amistad».
Maxi ya conoce de sueños imposibles a los que hizo añicos. Cada paso a «lo posible» hace que supere una nueva barrera. Consolidando su vida, ya lejos de aquel niño enamorado de Thalía que conmovió el corazón de Julián Weich, Matter busca hacer cosas para los demás, y que el básquetbol se transforme en poco tiempo en un deporte inclusivo. Su sueño es «para todos» y así lo afirma: «Soñamos con que el básquet para ciegos sea reconocido pronto como un deporte paralímpico».