Messi, eufórico: “¿Querían las tres? Aquí están las tres”

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Barcelona con el TRI – Los festejos del mejor equipo del mundo. Un infierno de música, fuegos artificiales y emociones genuinas se derramaron desde el Camp Nou y por toda la ciudad. Habían pasado 24 horas desde que Neymar clavó el remate cruzado y no permitió la reanudacion de la final con Juventus. Empezaba lo mejor. Y cuando terminó lo mejor empieza el futuro lleno de incertidumbres para un club y un plantel que debería tener todo bajo control.

«Como les dije la última vez que estuvimos aquí… ¿Querían las tres?», levantó la voz Leo Messi. Y dio un salto de animador de show televisivo y señaló hacia atrás: «¡Aquí están las tres!». El Camp Nou se venía abajo. Hasta en eso Messi creció. Sin ser capitán asume su liderazgo. Un poco de agradecimiento a los hinchas, un poco de crítica suavizada («¿Querían las tres?») y el haka catalán para dejar al palo a la multidud «Visca Barca, Visca Cataluña!», resumió Messi el sentimiento del grupo en la temporada que concluyó tan exitosamente. Hubo malos resultados, conflictos con el técnico, críticas de la influyente prensa local y el juramento de vestuario «para sacar esto adelante». Por eso el Triplete se vivió con más intensidad que la celebración de fórmula de un título. O de dos. O de tres.

Antes de Messi había hablado Luis Enrique, quien no rompió moldes y mantiene la incógnita sobre su continuidad. Y luego lo hizo Xavi, el más celebrado porque se va del club y con él, como símbolo, se cierre una capítulo extraordinario del Barça. Mascherano, disfónico, apenas pudo pronunciar algunas palabras; Neymar demostró que es un crack jugando y muy malo para hablar en público, todo lo contrario de Piqué, todo un showman. Dio el toque de maldad y picardía cuando al hacer el listado de agradecimientos dijo «…Y a Kevin Roldán….porque contigo empezó todo». Se refiría al escándalo que se produjo en Madrid cuando la noche siguiente a la tarde en que el Real había perdido 4-0 con Atlético, Cristiano Ronaldo fue a celebrar su cumpleaños al recital del Roldán. Y efectivamente, ese día empezó la caída del Madrid y se afirmó la levantada del Barça en la Liga.

El otro punto alto de emoción se produjo cuando Messi le dio pase a Dani Alves, cuya continuidad no está confirmada. El brasileño lloró ante la multitud que le pedía «Dani, quédate». El lateral se despidó con la fórmula que usaron todos: «Visca el Barca…Visca Cataluña… Y Visca la madre que lo parió». Si Messi había dejado enervados a los hinchas, Alves les prendió fuego a esos 70.000 que fueron a un Camp Nou que dejó cerrada una cabecera destinada a las pantallas gigantes.

Neymar, Busquets, Mascherano, Suárez, Alba, Pedro, Rakitic y Ter Stegen, en ese orden, tomaron la palabra. Luego hubo foto de familia con los tres trofeos, Liga, Copa del Rey y Champions. Y vuelta olímpica, con los hijos. Thiago, vestido con la 10 azulgrana y el «Papi» en la espalda, gambeteó varias veces a Messi mientras juntaban del piso los papelitos blaugranas que habían lanzado las mangas de viento. El protocolo de las grandes celebraciones estuvo presente. ¿Cómo no cantar «We are the champions»?

Y enseguida, todos a mirar al cielo iluminado. Fueron más de quince minutos de fuegos, luces y colores. Duró como una batalla. Si alguien quedó herido, fue de emoción, de punto final a una larga jornada que arrancó en la madrugada de Berlín y continuó con la llegada a las 17 al aeropuerto de El Prat. Y desde allí, «la rúa», el paseo en el bus sin techo con toda la ciudad volcada a las calles, balcones tapados de banderas azulgranas y de la Senyera, el emblema de Cataluña. Hasta las chicas del club nocturno Summun, en la calle Balmes, salieron a celebrar a los balcones, con ropa de trabajo, es decir poca. Niños, niñas, familias enteras, una bandera celeste y blanca flameando desde el local El Argentino que vende regionales y Messi saludando especialmente. Mascherano retando a Luis Suárez porque devolvía al público las botellitas de agua vacías. Lo retaba porque las tiraba como tizas y algunas estaban con líquido. «Pará, boludo…», le decía.

Diagonal, Paseo de Gracia, carrer de Aragón, avenida Roma hasta el Camp Nou. La sangre del Barça corrió por sus arteras y volvió al corazón, de donde había salido. Seguirá latiendo.

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