La interna del oficialismo

Randazzo pega, Scioli lo ignora y así el Gobierno cree que gana – Es la estrategia K para potenciar la primaria y condicionar al gobernador, a quien anticipan triunfador. Inquieto, como sus colegas, un intendente del conurbano encaró la semana pasada en Balcarce 50 al celador principal del pensamiento cristinista en busca de definiciones electorales. «Está bien Daniel (Scioli). Está haciendo todos los deberes», fue la respuesta más concreta que se llevó de Carlos Zannini.

A tres semanas de cierre de listas, la siempre tensa relación entre kirchnerismo y sciolismo vive horas decisivas. Pero todo indica que está mucho más cerca de escribir un nuevo capítulo en la saga del matrimonio por conveniencia que de una ruptura traumática.

Tras el «duchazo de humildad» impuesto por la Presidenta, el escenario de precandidatos se redujo a sólo dos. Ninguno es de la entera satisfacción del paladar K, pero está claro que Florencio Randazzo está más cerca de serlo. Cristina lo aupó y, a fuerza de cadenas nacionales, lo ayudó a trepar en las encuestas. Pero no alcanza.

«Aun tras el crecimiento que hubo de Randazzo desde el año pasado, hace tiempo que el escenario está consolidado: por cada dos votantes de Scioli, hay uno de Randazzo», explicó a Clarín Federico Aurelio, de la consultora Aresco, que trabaja hace décadas con el peronismo. «Sólo en Capital, donde el apoyo al kirchnerismo es menor pero más militante, los dos aparecen parejos. Pero a medida que te alejas de Capital, la diferencia es mayor a favor de Scioli», agrega.

«Cristina sabe que Daniel gana, pero a Florencio lo van a empujar para que haya una PASO competitiva que movilice a la gente y la victoria sea lo más estrecha posible», explica un peronista que acaba de dejar el Frente Renovador y que también visitó al secretario Legal y Técnico hace pocos días.

Ayer, Randazzo volvió a criticar al gobernador. «Una vez más, el doble discurso: Scioli dice defender las políticas de este Gobierno y su gurú económico lo desmiente categóricamente. Miguel Bein, plantea que hay que pagarle a los fondos buitre con una mínima quita», lo cuestionó en Twitter.

Las críticas de Randazzo sirven además, en la estrategia K, para condicionar a Scioli, que en las últimas semanas se volvió un ultracristinista, elogiando todos las decisiones de la Presidenta y a cada uno de sus funcionarios, al punto de sugerir que Axel Kicillof seguiría en su puesto, para sorpresa de sus amigos empresarios. A eso se refiere Zannini con los «deberes hechos».

Así, Randazzo se fue quedando solo en sus críticas a Scioli, en compañía de Luis D’Elía, Hebe de Bonafini y pocos más. El grueso de los funcionarios y dirigentes K se fue alineando, con más o menos ganas, detrás de Scioli. La mayoría lo siente parte del mismo equipo, al punto que el gobernador coordina buena parte de sus actos y discursos públicos con Kicillof y el camporista de mayor confianza de la Presidenta, Eduardo de Pedro.

Más allá del episodio del «proyecto manco», Scioli ignora olímpicamente a Randazzo y se concentra en la pelea de fondo, que anticipa con Mauricio Macri. Cerca del gobernador, hasta parecen disfrutar de los embates del ministro del Interior y Transporte. «Si sirve para armar ruido y llegar a los 40 puntos, mejor», resume un funcionario provincial, en relación al número mágico que el FPV quiere mostrar en las primarias, como anticipo de un probable triunfo en primera vuelta de las generales.

Scioli sí dedica más tiempo a abrochar los apoyos del peronismo. Entre los gobernadores e intendentes del FPV, el respaldo al ex motonauta es abrumador. La única instrucción de la Casa Rosada que recibieron los caciques es que no dejen de compartir actos con Randazzo en sus distritos, pero a nadie se le pidió que retire sus preferencias por Scioli. Incluso los recién retornados del massismo, como Humberto Zúccaro y Raúl Othacehé (con quien compartirá hoy Scioli un acto en Merlo), se suben de inmediato a la «ola naranja», con la venia de Cristina.

Si se confirman los rumores, Randazzo podría sumar a sus propios ex FR: José Eseverri y Gabriel Katopodis. Pero aún así, sólo un señalamiento explícito de Cristina en su favor podría torcer la historia. Ningún K cree que la Presidenta se juegue un pleno tan riesgoso como el que jugó Macri en la Capital.

Fuente: Clarin.com