– Durante el último fin de semana se han incorporado zonas como el centro de ER, el sur y el oeste de CB al esperado beneficio de las precipitaciones. Otras como la mayor parte del sur de LP, han afianzado la mejora pluvial de finales de septiembre, al tiempo que el sur de BA, aún sin recibir un gran volumen de agua en lo que va de octubre, sostiene un paso holgado si consideramos la oferta de agua desde comienzos de septiembre. Como contracara la provincia de SF se instala como el epicentro de la zona deficitaria donde, dado su potencial productivo, el impacto del atraso pluvial es el más grave.
La ineficiencia de las precipitaciones es evidente en gran parte de la Mesopotamia y se extiende en corredores hacia el centro de CB y llega hasta el centro oeste de BA. Esta situación de gran escala queda más clara si consideramos la anomalía de las lluvias desde comienzos de septiembre, según indica un informe de Granar.
Es muy vasta la zona donde las precipitaciones de los últimos 45 días quedan muy por debajo de los valores normales y si bien es posible esperar que el mes de septiembre cargue con irregularidades debido a la transición estacional, la falla de los sistemas precipitantes del mes de octubre en estos vastos sectores ha complicado el final de la fina y la siembra de maíz.
El patrón de mejora más uniforme y consistente que se ha concretado en esta primera parte de la primavera, es el que se viene observando en LP y el sur de CB. Debemos recordar al mirar el mapa que el este de y el sur de BA, ya venían con una sobreoferta de agua desde septiembre.
Alternando con mejoras confiables, que evidencian señales sobre el patrón pluvial, se han concretado eventos de escala reducida que generan mucho desconcierto a la hora de evaluarlos. Por mencionar los más destacados, los 140 milímetros de lluvia registrados en Monte Buey (CB) – no se representa en el mapa-, los más de 80 observados en corredores del departamento Paraná en ER, otro tanto precipitando en Laboulaye en el sudeste de CB, no pueden considerarse más que episodios pluviales espasmódicos que plantean serias dificultades a la hora de anticiparlos en una tendencia de mediano plazo. Paradójicamente, este volumen de agua es el necesario para que gran parte del centro sur de SF y zonas aledañas de CB o ER (sur y norte), logren salir en el corto plazo de la situación deficitaria.
En resumen, dentro de un contexto de mejoras lentas como patrón conducente, aparecen eventos muy significativos con una oferta discrecional, que generan matices de escala reducida en la disponibilidad hídrica, que por caso pueden resultar muy diferenciados de entornos relativamente vecinos. Siendo más claro, los entornos de Monte Buey, Paraná o Laboulaye, no son representativos de las zonas que los contienen.
La extensión de las lluvias por debajo de los valores normales hacia partidos de BA como Bolívar o 9 de Julio, también pueden verse como aspectos de un mismo patrón, aunque estas zonas han ingresado a la primavera con un mejor nivel de reservas o incluso pueden disponer de la napa freática. De todos modos la falta de lluvia puede haber incidido desfavorablemente en las labores de siembra.
Un párrafo aparte merece el comportamiento en el NOA, donde si bien las lluvias no han sido tan significativas ingresan en la escala de categorías en el segmento abundantes. Esto se vincula a que recién salimos de la estación seca y un registro de 30 o 40 milímetros hace una gran diferencia a favor respecto de la estadística. En consecuencia no debe hacerse una mala lectura de este desvío positivo. Hubo mejoras en la oferta de agua en la franja agrícola de Salta y las vecindades de Santiago del Estero, pero el volumen recibido está aún lejos de compensar las deficiencias que se arrastran.