En Donostia – En San Sebastián Xabi San Martín, líder de la Oreja de Van Gogh nos habló de un proyecto los trae a Argentina para fin de año.
Por Francisco Díaz de Azevedo Cuando uno llega a San Sebastián, lo envuelve la magia de sus calles, sus empedrados y la belleza de sus tamarindos y sus cerezos.
No es una ciudad balnearia más de España, es quizás EL LUGAR del País Vasco al noreste de Bilbao y a tan sólo 20 kilómetros de la frontera con Francia.
Sus 180.000 habitantes, que durante la temporada veraniega se transforman en medio millón, caminan en silencio, metidos en lo suyo. No hay ruidos, no hay bocinas, sólo el rugir del Mar Cantábrico cuando hay marejadas y pegan contra los extremos de la Playa de la Concha, cerquita del Peine del Viento y de Construcción Vacía, dos obras de arte hechas por los notables Eduardo Chillida y Jorge Oteiza.
San Sebastián, o Donosti, como la llaman los Euskeras, produjo en los últimos años, grandes estrellas del pop ibérico como Alex Ubago y La Oreja de Van Gogh.
Estos últimos, nunca abandonan su «bunker» situado en las mismísimas calles de Donosti. Caminan por sus calles como uno más, sin ser molestados por los transeúntes y sabiendo que todos saben de ellos y que ellos son parte de todos.
El grupo, desde la partida de Amaia Montero en 2007, lejos de desaparecer, ganó en popularidad y en número de conciertos en un mismo año. Incluso abrió su mente a nuevos sonidos. De alguna manera, se redescubrió.
De hecho, su último disco de estudio, «Cometas por el cielo» (2011), tuvo dos Nº 1 en los charts españoles. En 2009 les dieron en San Sebastián el tradicional galardón «Tambor de oro», en el año 2011 fue elegida por Los 40 Principales mejor banda pop de España y en 2012 «Mejor gira nacional».
Con la llegada del verano, la playa de La Concha, es el lugar ideal para dialogar con Xabi San Martín, tecladista y compositor de los mejores hits de La Oreja de Van Gogh con temas como «Rosas», «Deseo de cosas imposibles», «La niña que llora en tus fiestas» y «La playa». De hecho, éste último tema fue inspirado y gestado en ese lugar.
Paseando a su pequeño perro, Xabi se muestra sorprendido de hablar con un medio argentino es su tierra: «Argentina es muy cara a nuestros afectos, tenemos los más memorables conciertos allí», dice. El del 31 de mayo del año pasado en el Gran Rex de Buenos Aires, tuvo como particularidad la cantidad de bises que debieron casi improvisar ante el masivo público que no los dejaba ir.
ETD: Cómo se dio la llegada de Leire en lugar de Amaia Montero?
«Leire es nuestra Ada madrina. Cuando Amaia nos dejó, nos aterramos, pero sentíamos que teníamos mucho aún que decir. No buscamos a Leire, simplemente llegó. No la probamos, simplemente quedó desde el primer instante. Leire canta de maravillas y con sus ojos ilumina».
ETD: Si están en San Sebastián es porque están componiendo…
«Sí, estamos ante un proyecto inédito. Una súper producción que grabaremos en este mes de julio en México y que nos llevará por todo América. Es algo que nunca hicimos y nos tiene atrapados. Estamos súper motivados».
La Oreja de Van Gogh grabará un «Primera Fila». Un formato en vivo ideado por Sony Music con sus artistas en las que combinan temas nuevos con clásicos, en vivo en un clima casi íntimo.
La banda estaría antes de fin de año iniciando una gira que los traerá al país. «Estaremos por allí, por México, Chile y muchos lugares más. El año pasado nos dedicamos mucho a España, este año le toca el turno a América, nos debemos a ustedes», dice Xabi.
La tarde cae en San Sebastián. Xabi, se ríe, comenta que le encantó conocer Tucumán y la ciudad sagrada de Quilmes el año pasado y que el público argentino es muy caliente.
El Monte Urgull nos mira a lo lejos. La ciudad cierra sus persianas y se abre la noche en el centro viejo, empedrado y atestado de bares con exquisitos «pintxos» y cañas.
Nos despedimos con un abrazo, se aleja Xabi, su perrito corretea a su lado. Es uno más, entre todos, como Pablo (Benegas – Guitarrista) y Haritz (Garde – Baterista), que pasarán haciendo footing por la rambla como cada tarde.
Me llama un bar, con jamones ibéricos, mientras el televisor muestra imágenes del empate entre la Real Sociedad y el Madrid que igualaron 3 a 3 en el Estadio Municipal de Anoeta.
Los donostiarras festejan, les amargaron el triunfo en el último minuto a los «merengues». Me voy silbando «Cometas por el cielo». La sonrisa me delata ante la mirada de los vascos.
Tengo en el grabador y en el corazón lo que vine a buscar.