Fue ante una multitud en la Plaza San Pedro

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El Papa pidió a “mafiosos y mafiosas” que se conviertan – Francisco condenó a las mafias que explotan a hombres, mujeres y chicos. Y elogió al sacerdote Puglisi, asesinado por la Cosa Nostra y beatificado el sábado. El Papa argentino rindió ayer homenaje ante 100 mil peregrinos que llenaban la plaza de San Pedro a Don Puglisi, el sacerdote mártir asesinado por Cosa Nostra en Palermo en 1993 y beatificado el sábado con una movilización de más de 80 mil fieles en la capital de Sicilia. Francisco reclamó «a los mafiosos y las mafiosas que se conviertan a Dios», recordando el grito de Juan Pablo II el 9 de mayo de 1993 a la mafia: «Conviértanse porque un día llegará el juicio de Dios».

Cosa Nostra, la mafia siciliana, reaccionó entonces con una oleada de atentados que causaron en Roma, Florencia y Milán nueve muertos y quince heridos. Una poderosa bomba explotó frente al palacio del vicariato de Roma, sede del Papa como obispo de la ciudad.

Unos meses después, en septiembre de 1993, fue asesinado el sacerdote Giuseppe «Pino» Puglisi, que en un barrio popular de Palermo luchaba contra los clanes que atemorizaban a los vecinos. «Los estaba esperando», dijo don Pino a sus asesinos cuando llegaron a la parroquia para matarlo.

Don Puglisi es un símbolo de la mejor Italia. Decía que «si cada uno hace un poco, se puede conseguir mucho». El Papa lo recordó ayer y dijo que «Don Puglisi era un sacerdote ejemplar, dedicado sobre todo a la pastoral juvenil. Educando los chicos según el Evangelio, los apartaba de la mala vida y la mafia trató de derrotarlo matándolo. En realidad, es él quien ganó, con Cristo Resucitado».

Desde el balcón del tercer piso de su estudio en el Palacio Apostólico, que no usa, Jorge Bergoglio reflexionó ante la multitud: «Pienso en tantos dolores de hombres y mujeres, también de chicos, que son explotados por tantas mafias que los explotan haciéndoles hacer un trabajo que los esclaviza. Como la prostitución y tantas presiones sociales.

Las mafias están detrás de toda esta esclavitud «.

«Recemos al Señor para que convierta el corazón de estas personas. Esto no lo pueden hacer. No pueden hacer de nosotros, hermanos, unos esclavos. Oremos para que estos mafiosos y estas mafiosas se conviertan a Dios», agregó.

A algunos les llamó la atención que el Papa hablara también de «las mafiosas», pero en realidad es creciente la participación femenina en el gobierno y en la acción de los clanes y las «familias» mafiosas, que desde Sicilia, Calabria y Puglia, se han extendido hacia el norte de Italia y en medio mundo.

Las mujeres están desempeñando un creciente papel en el crimen organizado italiano debido al encarcelamiento de muchos jefes de la mafia, y desde hace tiempo han ayudado a ocultar a los fugitivos en sus casas, además de brindarles otros recursos.

Los padrinos de la mafia Filippo y Giuseppe Graviano, autores intelectuales del crimen de Puglisi, fueron condenados a cadena perpetua en 2001 y 1999, al igual que los autores materiales.

El Papa emérito Benedicto XVI le rindió homenaje en 2010 durante una visita a Palermo, antes de autorizar en 2012 la promulgación del decreto del «martirio» de Don Puglisi, asesinado por «odio a la fe». La beatificación, celebrada el sábado, es el primer paso para una posterior canonización.

Ayer a la mañana, el Papa Francisco hizo su primera visita como obispo de Roma a una parroquia de la capital. Eligió una comunidad en torno a la iglesia de Santa Isabel y Zacarías del barrio suburbano de Prima Porta, en el norte romano.

«Desde la periferia se ve mejor la ciudad y se comprende más la realidad», dijo. Bergoglio llegó hasta Prima Porta en un helicóptero y celebró la misa. Los fieles desbordaron el templo y se esparcieron por las calles aclamando a «este espléndido Papa que dice lo que pensamos nosotros, los católicos comunes», según lo describió una mujer que había llevado a su hijo a tomar la primera Comunión.

Personalmente el Papa administró los sacramentos a 16 nenes y les dijo: «La virgen es nuestra madre y siempre viene enseguida cuando tenemos necesidad».

A los chicos les hizo una catequesis sencilla y, riendo, afirmó: «Los que me contestan bien ganan el clásico de hoy». En el estadio olímpico jugaron Roma contra Lazio, que es el Boca-River de la capital. Les preguntó quién era Dios, qué hacía Cristo. Y dijo también: «He venido como obispo de Roma. El Papa está en el Vaticano».

Una vez más, como ha ocurrido desde que Bergoglio fue elegido Papa, en marzo pasado, la sencillez y la alegría del pontífice argentino conquistaron a los fieles, con su lenguaje directo y su relación de cercanía.

Bergoglio les dio la mano a todos los que pudo, habló con muchos vecinos, hizo chistes a los chicos que le pedían pronósticos del partido Roma-Lazio. A un grupo de adolescentes gitanos les prometió que irá a visitarlos a su campo de prófugos «en cuanto pueda».

Fuente: clarin.com

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