– El INTA Rafaela desarrolló una alternativa que puede mejorar un 15% la eficiencia industrial. El cruzamiento de razas Holando y Jersey incrementa los valores de grasa y proteína de la leche. La cruza triplicaría la media productiva. Para elaborar la misma cantidad de queso bajo estándares de protocolo similares, es posible mejorar un 15% la eficiencia industrial de la leche si se incorpora, a la genética de las vacas Holando, las virtudes de las Jersey, según un trabajo del INTA Rafaela en el que se analizaron los valores productivos y los factores que alteran los niveles de grasa y proteína de la leche.
Con el producto de la cruza entre ambas razas se puede obtener «un mejor precio de la leche, debido a las bonificaciones que aplican las empresas por los contenidos de proteínas», explicó Eduardo Comerón, investigador del INTA Rafaela.
Las industrias tienen un proceso más eficiente que requiere menos materia prima para obtener la misma cantidad de queso. «Bajo estándares de protocolo similares, con la Holando se necesitan 10 litros de leche para fabricar un kilo de queso, mientras que con la cruza sólo se necesitan entre 8,5 y 9 litros», aseguró.
Al momento de la cruza, los investigadores aplicaron un sistema alterno rotativo que les permitió modificar la proporción genética de los animales de una generación a la siguiente que consiste en utilizar alternativamente un toro de cada raza: a la hembra proveniente de un padre Jersey y una madre Holando se la insemina con un toro Holando y así sucesivamente.
A su vez, cuantificaron el techo productivo, expresado en kilogramo de sólidos útiles por superficie, con un rodeo de vacas cruza sometido a las condiciones de explotación de un sistema de base pastoril con suplementación.
Con esta modalidad, se superan los estándares de grasa y proteína de la Holando, tradicional raza lechera. Con la cruza, el primer componente puede aumentar de 3,40 % a 4,01% y el segundo de 3,25% a 3,70%.
El efecto de la genética
En el mundo, la Holando es la raza bovina más utilizada por el productor, ya que presenta los niveles más elevados de volumen de leche, pero los menores valores composicionales en grasa y proteína total. En el otro extremo se ubica la Jersey, que produce menos cantidad de líquido, aunque con los más altos valores de esos elementos.
«A nivel del sistema de producción primario existe un número importante de restricciones biológicas para modificar la composición química de la leche», explicaron los investigadores del INTA, quienes señalaron que, para cambiar sus valores se puede intervenir en la alimentación, la sanidad y, principalmente, en la genética, que es la que mayor cambio puede provocar.
Los primeros Jersey llegaron al INTA Rafaela en el año 2000 y, con su inclusión, el equipo de especialistas analizó un conjunto de variables: composición química de la leche, facilidades al parto, adaptaciones al pastoreo en dietas con alta proporción de ese sistema y mayor resistencia al estrés de verano, entre otras.
Junto con la Universidad de Massey –Nueva Zelanda– y la Universidad Nacional del Litoral, hicieron una investigación con animales cruza que les permitió conocer el primer techo productivo que se puede esperar en un sistema pastoril con vacas cruza Jersey Holando en la Argentina.
Como resultado, llegaron a valores de 18 mil litros de leche por año por hectáreas ocupadas por las vacas. «Esa es la medida de eficiencia que tenemos, contra la media del país de 6.000 a 6.500 litros, así que estábamos casi a tres veces más del valor medio y con resultados económicos netamente favorables», explicó Comerón.
En cuanto a la alimentación, indicó que si bien «son animales que se adaptan a dietas equilibradas en pastos, forrajes conservados y concentrados y los nutrientes que ofrecen, son tan exigentes en calidad y en cantidad de alimentos como lo puede ser un Holando».
Fuente: Prensa INTA