El monarca asumió con elogios a su madre y a su esposa.

Máxima y Guillermo cierran las celebraciones con un paseo por el río – Los reyes de Holanda y sus hijas recorren los canales del Ij en Ámsterdam y saludan a sus súbditos. Cae el sol sobre los canales de Ámsterdam y marca el final de un día espectacular. Holanda entera celebra la asunción de sus nuevos reyes, Guillermo Alejandro y Máxima Zorreguieta. Tras una jornada cargada de emoción y actos protocolares, el día para los monarcas y sus pequeñas hijas va llegando a su fin. La pareja, vestida de etiqueta, saludó a sus súbditos que se agolparon sobre las costas del río Ij por el que navegaron en una embarcación.

Desde el espectacular edificio blanco del Eye Amsterdam del Cine y después de escuchar la polémica «Canción del Rey», Guillermo Alejandro, Máxima, la heredera Catharina Amalia y sus hermanas las princesas Alexia y Ariane recorrieron en un paseo marítimo la zona del muerto acompañados por una flotilla de barcos.

Máxima y Guillermo subieron a un barco de paseo de pasajeros y saludaron agitando los brazos a miles de personas que los vivaban de la orilla en pleno atardecer.

Los festejos concluyen con este paseo por el río Ij, organizado por el Ayuntamiento de Ámsterdam, así como con el llamado «baile del rey», un evento al que se espera que acudan entre 50.000 y 70.000 personas y que pondrá el cierre a dos días dedicados a los Orange, que comenzaron ayer. También con la cena de gala que ofrecerán a sus invitados especiales por la noche.

Máxima y Guillermo Alejandro volvieron a cambiarse de ropa para el «baile del rey». La argentina eligió un vestido en tonos beige y vino y su marido se puso un smoking negro. Las hijas de la pareja siguieron con el mismo vestido azul cobalto de la investidura pero sumaron ponchos color tostado para protegerse del frío. Antes de subir a la embarcación que los paseó por el Ij, la nueva reina casi se tropieza dos veces con su largo vestido. Fue lo único que falló en esta jornada perfecta.

La argentina tuvo que abandonar por un rato su elegante chal color vino por una abrigada pashmina beige para resistir el viento helado del puerto. En la flotilla había representantes de la cultura y el deporte y una orquesta tocó el Bolero de Ravel.

Al bajar del barco tuvieron su más cercano encuentro con sus jóvenes súbditos, cuando centenares los vivaban con sombreros y coronas inflables naranjas. La pequeña Amalia tuvo su primer entrenamiento oficial de heredera y no se cansó de saludar.

El DJ holandés Armin Van Buuren, que estuvo hace poco en Buenos Aires, los recibió al final del paseo arriba de un escenario en el que varios artistas bailaron, cantaron e hicieron vibrar el público que se sacudía con coronitas de goma espuma, sombreros y gorros naranjas.

La jornada matinal transcurrió con tranquilidad salvo por la detención de dos republicanos que se manifestaban con pancartas en la Plaza Dam, frente al Palacio Real.

Miles de holandeses festejaron hoy en las calles de la capital de los Países Bajos con canciones y vivas al nuevo jefe del Estado y su esposa.

«Me toca ser rey en un período en que muchas personas están en una situación vulnerable, en su trabajo y sus ingresos», dijo Guillermo Alejandro durante su discurso de investidura, seguido por muchos de sus compatriotas a través de las grandes pantallas que el Ayuntamiento instaló en Ámsterdam.

Mientras Guillermo Alejandro, de 46 años, se dirigía a las instituciones nacionales y a sus invitados internacionales, los holandeses escucharon en silencio sus palabras, para acabar con gritos de «viva el rey» y «viva Holanda», cuando concluyó.

«Es un momento especial, la nueva generación traerá modernidad a la monarquía y Máxima influirá desde la retaguardia la labor de su esposo», dijeron Silvia y Richard, una pareja que se desplazó desde el este del país para la ocasión.

Respecto a la reina consorte, la argentina Máxima Zorreguieta, con quien contrajo matrimonio en la misma Nieuwe Kerk el 2 de febrero de 2002, el rey holandés señaló: «Máxima es consciente de los límites de su función, nos ha dado calidez y se ha convertido en holandesa entre los holandeses».

La porteña, a punto de cumplir 42 años este mismo mes de mayo, ha sido plenamente aceptada por los holandeses, entre otras cualidades por la espontaneidad y simpatía que muestra, así como por haber aprendido a hablar el idioma neerlandés en menos de tres meses.

Olivia, una holandesa de 45 años completamente vestida de color naranja se declaró una «fan de la monarquía», especialmente de Máxima, porque según ella «representa la interculturalidad» del país.

Para los más jóvenes, que como gran parte de los ciudadanos de a pie piensa que con Guillermo Alejandro no cambiará sustancialmente la monarquía, lo importante es la fiesta que envuelve a los actos.

En esta jornada se celebró por última vez el día de la Reina, en homenaje a la ya princesa Beatriz, y a partir de 2014 se celebrará los 27 de abril, en la fecha del cumpleaños del nuevo monarca.

En las calles de Ámsterdam sonaron también los ritmos caribeños de la mano de bandas de música procedentes de los territorio de ultramar holandeses: Aruba, Curazao y Saint Maarten.

A los casi 17 millones de holandeses, Guillermo Alejandro les recordó que su fuerza «reside en la unión, como familia, como ciudadanos».

El rey más joven de Europa dijo a sus conciudadanos que «la monarquía tiene «capacidad de cambio y a la vez mantiene las tradiciones… Como rey quiero motivar a la gente a usar sus posibilidades activamente (…) quiero la unión de los holandeses, también en tiempos difíciles».

Para cerrar los dos días de festejos, los reyes se dieron un baño de popularidad en el agua en una jornada histórica. En Ámsterdam y en sus canales sigue la fiesta, a plena música y con ríos de cerveza.

Fuente: Clarin.com