Cristina almuerza con el Papa, en la primera audiencia de Francisco – En el Gobierno se esperanzan con que el encuentro servirá para «empezar un nuevo tiempo» en la relación Un ministro del gabinete de Néstor Kirchner todavía lo recuerda en 2005, rogando para que Jorge Bergoglio no fuese electo Papa. Aquella vez tuvo suerte. A nadie le pasó por la cabeza que, ocho años después, la renuncia de Benedicto XVI le despejaría el camino al sillón de San Pedro al Arzobispo de Buenos Aires. Y que hoy, una Presidenta que lleva dos largos años de luto por su esposo, estrechará por primera vez la mano de un Bergoglio que ya no es el Bergoglio: ahora es Francisco, un Papa que no para de deleitar a sus fieles desde que fue electo el miércoles pasado.
Todo está servido para dar vuelta la página en la relación. Francisco no sólo concedió a Cristina Kirchner su primera audiencia privada sino que la invitó a almorzar, otro gesto fuera de protocolo impensable en Benedicto XVI. A las 12.50 de esta capital (las 8.50 de la mañana en Argentina), Francisco recibirá a la presidenta en uno de los comedores de la residencia de Santa Marta, donde vive hasta que terminen de acondicionarle el Palacio Apostólico.
Cristina y Francisco, que nunca compartieron una comida en Buenos Aires, a pesar de que pasaron buena parte de los últimos años a 100 metros de distancia, lo harán hoy en el Vaticano.
Los dos solos. Sin más testigos que los que servirán el almuerzo.
«Es la gran oportunidad para que aclaren las cuentas pendientes del pasado y empezar un nuevo tiempo. Todos estamos esperando eso. Es un momento histórico para la Argentina y tenemos que usarlo a favor», le dijo a Clarín un diplomático argentino. Es claro que hubo un giro en lo más alto del Gobierno en las últimas horas. De la carta y las primeras palabras frías de la Presidenta y los insultos que se escucharon por lo bajo en muchos despachos oficiales en la tarde del miércoles de la semana pasada, se pasó a abrir una puerta para intentar un acercamiento.
En la delegación argentina hay quienes dicen que el secretario Legal y Técnico Carlos Zannini y el secretario General de la Presidencia Oscar Parrilli hablaron mucho con la Presidenta, luego de comprobar la recepción ampliamente positiva que tuvieron los primeros pasos de Francisco en la Argentina y el mundo. «El Papa empezó igual que Néstor.
Rompiendo el protocolo, mezclándose con la gente. Eso genera una corriente de afecto inmediata», recordaba ayer un funcionario que acompaña a los Kirchner desde 2003. Quizás en esos intangibles también haya razones que expliquen el giro presidencial.
La invitación a almorzar hoy obligó a Cristina a adelantar un día su viaje. La Presidenta arribó a las 16.15 de ayer al Hotel Edén, a dos cuadras de la Piazza di Spagna, en pleno centro romano, luego de volar desde Buenos Aires en el Tango 01 hasta Marruecos y desde allí seguir viaje en un jet privado para evitar el embargo de la aeronave presidencial (ver página 11). Apenas saludó al pasar a los periodistas que la aguardaban en el lobby del Edén y subió a su habitación del sexto piso, desde la que disfruta una vista de los principales monumentos romanos y sus siete colinas.
El almuerzo con Francisco era hasta anoche la única actividad confirmada de la Presidenta para hoy, aunque se estaba tratando de coordinar un encuentro con el presidente chileno, Sebastián Piñera, que presenció ayer el Angelus del nuevo Papa desde la Plaza San Pedro.
Mañana, Cristina y su comitiva oficial tendrá un lugar de privilegio para presenciar la ceremonia de entronización de Francisco, en la que se esperan cerca de un millón de fieles de todo el mundo.
Ya se habla de una posible visita del Papa a la Argentina en los próximos meses, quizás en julio, luego de pasar por Brasil para la Jornada Mundial de la Juventud, un evento al que ya confirmó su asistencia Francisco. La única audiencia privada que concedió hasta ahora el Papa a un mandatario extranjero es la que mantendrá hoy al mediodía con la presidenta argentina.
Fuente Carin.com
