En Mar del Plata, el delantero apareció en el inicio de cada tiempo para marcar

Con un doblete de Hauche, Racing superó a River y gritó campeón – Para los de Ramón Díaz, que utilizó un equipo alternativo, descontó Rojas. Los de Zubeldía se quedaron con el torneo de verano. En cada tiempo, dos golpes en el amanecer. Dos goles que quizá el propio Hauche pueda merecer. ¿Racing? Tal vez el resultado se dio al revés. Porque no produjo más que River este fin de mes. No es verso. El campeón del verano poco tiene que ver con lo que pase después. Entonces, la historia será diferente. Pero, ¿quién le quita la alegría a esa tribuna celeste y blanca, siempre esperanzada? ¿Y por qué deberían estar tristes esos fieles de la banda roja si su equipo jugó un poco más? Faltó contundencia, es cierto. Sin embargo, hubo señales positivas en Lanzini, el que quiere dejar de ser el pibe «10» para transformarse en un enganche hecho y derecho. En Rojas, que se parece bastante más a aquel que sorprendió en Godoy Cruz.

Prescindir de la pelota, esa peligrosa tentación de Racing. Hacerla circular, de punta a punta, esa saludable intención de River. Bajo esos parámetros se desarrolló el clásico en estas arenas. Y dejó una mejor impresión el equipo de Ramón. Porque apostó a los buenos pies de Lanzini, Acevedo y Cirigliano para la construcción y a la velocidad del Keko Villalva en los metros finales. Pero el que rompió el molde en el primer tiempo fue Ariel Rojas. No sólo por esa chilena que pareció un flashback del magnífico Francescoli. Picante por la raya, le comió la espalda a Pillud en el primer tiempo. Y obligó a Ortiz a alejarse demasiado de su zona de influencia, exponiéndolo, provocando demasiadas inquietudes en su compañero de zaga, Leonardo Migliónico. Por izquierda, justamente, lastimó River. Y cada centro cruzado generó preocupación en el área celeste y blanca.

La faltó ser algo más explosivo a River. En buena parte, por responsabilidad de Luna. El Chino estuvo perdido. Entonces, a pesar de esas constantes aproximaciones al área de Racing, y al margen del golazo de Rojas, lo más cerca que estuvo la banda roja del tiro de gracia fue con remates de media distancia. Un enganche de Abecasis a lo Dany Alves en el vértice del área terminó con un disparo que ni por asomo haría el lateral brasileño. Un bombazo de Rojas y otro de Cirigliano encontraron buenas respuestas en De Olivera, aquella que no mostró en la jugada previa al gol de River, cuando se quedó clavado ante un centro cerrado de Villalva. La dejó pasar y Rojas, que hizo jueguito -¿dónde estaban los defensores?- y la clavó arriba.

Racing dependió mucho de Hauche, siempre atento para capturar los rebote. De un error que tuvo River en la salida llegó su gol. La entregó mal Abecasis, puso flojito el pie Silguero y el Demonio definió de manera angelical. Después, llegó el empate y el dominio de River. Pero tenía decidido Hauche, fiel a su apodo, a meter la cola. Y le hizo vivir un infierno a Chichizola. Porque el juvenil tuvo el guante flojo ante un cabezazo del goleador del verano, que llegó después de un pase bárbaro de Martín Pérez Guedes.

Dos cambios revelaron las intenciones de uno y otro técnico. Zubeldía apostó a Zuculini y sacó a Campora. Volante de marca por punta de lanza. Ramón devolvió a Trezeguet y prescindió de Abecasis. Delantero por lateral volante. Y casi lo empatan Lanzini, con un derechazo cruzado que reventó el poste, y Andrada, que sucumbió en el mano a mano con De Olivera. Y se metió atrás Racing, aunque manejó mejor los espacios que dejó River. Y festejó. Más allá de que este triunfo haya sido apenas un amor de verano.