Histórica ofensiva en EE.UU. para limitar la venta de armas – En una ceremonia en la Casa Blanca, escoltado por el vicepresidente Joe Biden, Obama presentó la propuesta que enviará a los legisladores la próxima semana y, decidido a meter presión, puso en marcha medidas que no necesitan el visto bueno del Congreso. Obama firmó decretos para que se revisen los antecedentes de los que compran Y exige al Congreso la veda de los rifles de asalto, los más usados en masacres.
De un plumazo de su mano zurda, el presidente estadounidense Barack Obama hizo efectivas 23 medidas ejecutivas sobre el control de armas y dejó claro al Congreso y a grupos opuestos, como la poderosa Asociación Nacional del Rifle (NRA), que dará guerra en este asunto.
En una ceremonia en la Casa Blanca, escoltado por el vicepresidente Joe Biden, Obama presentó la propuesta que enviará a los legisladores la próxima semana y, decidido a meter presión, puso en marcha medidas que no necesitan el visto bueno del Congreso.
Entre las acciones inmediatas ordenadas por el ejecutivo figuran una más efectiva revisión de los antecedentes de los compradores de rifles, para mejorar la información entre las agencias federales y liberar fondos para la atención de enfermedades mentales.
Obama, quien se basó en las sugerencias del grupo de trabajo encabezado por Biden, también prometió mejorar la seguridad en las escuelas, la capacitación del personal en las escuelas y estimular una campaña de educación para prevenir la violencia armada.
El mandatario reconoció que ninguna medida por sí sola puede terminar con los frecuentes y fatales tiroteos, pero l lamó a toda la sociedad a hacer lo posible para mantener a los niños seguros.
«Si hay alguna cosa que podamos hacer por reducir la violencia, para salvar una vida, tenemos la obligación de intentarlo», enfatizó.
Por este camino y de momento, Obama se salta el escollo del Capitolio, que se erige como su más grande obstáculo en su cruzada por conseguir leyes más estrictas sobre el uso y posesión de artefactos de tipo militar y para conjurar lo que llamó «la epidemia de la violencia de las armas en el país».
Su propuesta es la más abarcadora en el tema desde la que presentó en 1968 el presidente Lyndon Johnson, en reacción a una serie de asesinatos de alto perfil cometidos por grupos del crimen organizado.
Esta vez el catalizador fue una matanza de 20 niños y seis adultos en una escuela primaria en Newtown, Connecticut, el 14 de diciembre. El asesino, un joven con problemas mentales, empuñó un rifle militar del arsenal de la madre para matarla a ella también antes de suicidarse.
La tragedia de Newtown despertó la conciencia de la sociedad , donde más de la mitad de las personas hoy –un 58%– está de acuerdo en que el país necesita cambiar su relación con las armas de fuego.
«Me siento muy mal por los padres que perdieron a sus hijos. Yo amo a mi país. Y quiero que todo el mundo sea feliz y esté seguro», reza el fragmento de una carta de una alumna de tercer grado que estaba entre un grupo de niños invitados a la Casa Blanca ayer, y que Obama citó para sensibilizar a un Congreso que hasta hoy parece sordo al reclamo popular.
Para señalar la urgencia que la sociedad enfrenta, indicó que desde la tragedia de Newtown, unas 900 personas han perdido la vida en el país de uno o varios balazos.
El mandatario dijo que esos mensajes de la sociedad deben ser escuchados por los legisladores y advirtió: «Aunque reducir la violencia armada es un reto complicado, proteger a nuestros niños de esa violencia no debe ser un asunto que nos divida».
La iniciativa que enviará la Casa Blanca al Capitolio insta a los legisladores a restringir el acceso a las armas de tipo militar y a los cargadores de alta capacidad, e n lo que parece el tema más conflictivo dentro de la propuesta.
También sugiere establecer una más efectiva revisión de antecedentes penales, medidas para reforzar la atención médica de enfermedades mentales e iniciativas contra el tráfico federal de armas.
La mayoría de los analistas consideran que el impacto de las medidas del Ejecutivo será limitado si no consigue del Congreso una legislación que estreche las libertades que encuentran hoy aquí todo aquel que quiera hacerse con un arma por cualquier vía.
Desde hace días llegan desde legislativo señales que indican que Obama tendrá que preparase para una dura batalla en un recinto dominado por sus enemigos republicanos, que cuentan con el apoyo, en este tema, de algunos demócratas cuyas bases defienden el derecho a las armas.
El líder de la NRA, David Keene, afirmó que su asociación tiene el apoyo suficiente para impedir que prospere la iniciativa. Pero nadie sabe que pasará si Obama «decide emplear todo el poder de su cargo» en ello, como él mismo Keene reconoció después.