Miles de personas fueron a tramitar su pasaporte.

Los cubanos ya pueden salir del país: largas filas para iniciar los trámites – Con expectativas pero a la vez con cautela y algunas dudas, centenares de cubanos se acercaron ayer a las oficinas de migración para pedir información o directamente completar los trámites para poder viajar al exterior, tras la entrada en vigencia de la reforma que, por primera vez en medio siglo, les permite salir de la isla sin necesitar el permiso de salida ni la carta de invitación. Casi 200 oficinas en todo el país estaban preparadas ayer para los trámites de los nuevos pasaportes, según informaron medios oficiales. Desde ahora, los cubanos sólo necesitarán ese documento en regla y la visa del país de destino para poder viajar.

La ley migratoria fue anunciada en octubre por el presidente Raúl Castro, y se sumó a una serie de reformas implementadas desde que sustituyó en el mando a su hermano Fidel, quien impuso restricciones para salir de la isla en 1961, en medio de grandes tensiones con Estados Unidos. Hasta ahora, los cubanos debían presentar un permiso de salida conocido como «tarjeta blanca», además de una carta de invitación de un familiar o amigo en el país que se pretendía visitar.

Obtener el permiso, que podía ser denegado sin explicaciones, no sólo era engorroso, sino caro, ya que junto con la carta de invitación implicaba un gasto de hasta 350 dólares, en un país donde el salario promedio equivale a 20 dólares mensuales.

Según informaciones de los últimos días, aquellos que ya tengan un pasaporte no necesitarán actualizarlo, como se suponía hasta ahora. Sólo tendrán que hacerlo los menores de 18 años.

No hubo ayer colas inmensas ante las oficinas de migraciones, aunque en varios barrios de La Habana se podía ver a grupos de hasta 100 personas interesados en los trámites. La afluencia en el aeropuerto de La Habana era la habitual para esta época del año.

La conocida opositora Yoani Sánchez, a quien se le negó una veintena de veces el permiso de salida, fue una de las primeras en llegar a la oficina en el barrio habanero del Vedado. Y pudo iniciar los trámites para obtener su pasaporte.

La nueva Ley de Migración permitirá también a los cubanos prolongar sus estadías legales en el extranjero de 11 a 24 meses . Otra de las medidas anunciadas en el marco de la «actualización» migratoria permite el regreso temporal de emigrantes que salieron ilegalmente de la isla después de 1994.

Los cubanos demostraron alegría, cierta desorientación y hasta incredulidad. «Esto es demasiado sencillo, aquí tiene que haber algo. Todavía no creo que sea así», dijo Armando Beguerie, de 38 años. Ya tiene su pasaporte y su visa para viajar a Italia, y un funcionario de inmigración le aseguró que eso es suficiente para salir del país.

«Creo que la ley ha sido muy justa», comentó Marta Caridad, y elogió al presidente Raúl Castro por la medida. La mujer tiene visa para EE.UU. y espera visitar pronto a su familia en Carolina del Norte.

Algunos disidentes siguen escépticos , pues temen que el gobierno les impida selectivamente salir del país. La líder de las Damas de Blanco, Berta Soler, dijo que le gustaría ir a Estrasburgo, Francia, para que el Parlamento Europeo le entregue el Premio Sajarov que les concedió en 2005 y que no han podido recibir porque el gobierno cubano les negó el permiso de viaje.

Especialistas como el académico Antonio Aja, director del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana, no esperan una estampida de viajeros, pues además de disponer del dinero para el pasaporte, cuyo valor el gobierno duplicó a 100 dólares , y el boleto aéreo, los cubanos deben obtener visa y cumplir diversos requisitos exigidos por los países a los que quieran viajar.

En los próximos días deben despejarse varias incógnitas sobre la nueva ley, por ejemplo si podrán viajar libremente todos los profesionales de alta calificación, como los médicos, o los deportistas de alto rendimiento. En octubre, el gobierno de Castro dejó entrever que seguirá habiendo restricciones para grupos considerados «vitales» para la economía del país, así como por motivos de «defensa» y «seguridad nacional», como los militares. La semana pasada trascendió que los médicos no afrontarán restricciones, algo que despertó expectativas, pero no ha sido confirmado oficialmente.

La reforma plantea desafíos también en relación con EE.UU., donde se estima que vive un 85% de los dos millones de emigrados cubanos, sobre todo en Florida. Washington ya anunció que no cambiará por ahora su política migratoria con Cuba y seguirá pidiendo la visa, aunque seguirá con atención la evolución de la reforma aplicada por La Habana.