Gracias a una nueva ley, los cubanos se preparan para viajar al exterior – Permiso. En La Habana, Cruz Durán muestra su pasaporte con la autorización para salir, tras la aprobación de la ley que acorta los trámites. /AFP El hombre exhibe su flamante pasaporte como si fuera un título universitario. Ese librito azul con un escudo de la República de Cuba en la portada contiene en sus 32 páginas todas sus aspiraciones de escapar a los límites de una isla donde viajar al exterior ha sido por años un deseo casi subversivo.
«En cuanto abran la compuerta me piro (me voy), socio», asegura a Clarín con una sonrisa de satisfacción, mientras espera que la inversión en los cuatro documentos para su familia «valga la pena»: 200 dólares en un país donde el salario promedio es de unos 17 dólares mensuales.
Una nueva ley migratoria aprobada en octubre, y que entra en vigor a partir del 14 de enero, ha desatado los sueños contenidos de viajar de millones de cubanos. La nueva norma minimiza los engorrosos y costosos trámites que han estado obligados a realizar por años para viajar al exterior.
Ahora los cubanos sólo necesitan un pasaporte actualizado y la visa de entrada al país de destino para salvar el tradicionalmente férreo control migratorio estatal. Aunque no todos, algunos profesionales como los médicos, maestros y «personal imprescindible» aún deberán solicitar permiso para viajar.
Tampoco están autorizados los militares y miembros del Ministerio del Interior. Y la negativa de las autoridades sigue en pie para aquellos que considera disidentes o incómodos opositores, entre ellos la bloguera Yoani Sánchez.
«Ya sé que no es lo que esperaba la gente. Yo también hubiera preferido que se eliminaran todas las trabas, pero algo es más que nada», señaló a este diario Eduardo, un comerciante de un pueblo 80 kilómetros al oeste de La Habana.
Tania, una médica que entra en la categoría de los afectados, consideró, sin embargo, que la ley es «injusta». «Hemos estado más de 50 años esperando a que rectificaran este error. Y resulta que han decidido seguir decidiendo quién puede salir y quién no», protestó.
Una vez, cuestionado por un estudiante universitario que quería saber por qué era tan difícil salir al exterior, el presidente del Parlamento cubano, Ricardo Alarcón, esquivó las verdaderas razones al responder que si todos los habitantes de la tierra se dispusieran a viajar, los cielos del mundo quedarían congestionados.
Así como el mundo nunca ha estado cerca de ver un atasco en sus corredores aéreos, los cubanos tampoco parecen estar en condiciones de poder escapar en masa de su isla, pese a las flexibilizaciones. Hay al menos dos razones de peso: una es económica, la otra es administrativa.
Los cubanos necesitan un visado para ir a casi cualquier nación del planeta . Excepto Ecuador, donde el presidente Rafael Correa eliminó este trámite para cualquier ciudadano del mundo.
Para ser autorizados a entrar a Argentina, por ejemplo, los cubanos necesitan una carta de invitación, presentar un billete de avión de ida y vuelta, que cuesta unos 900 dólares, y acreditar una cuenta de al menos mil dólares en un banco en Cuba, según pudo comprobar Clarín .
Estas exigencias, que con ligeras variaciones mantienen vigentes casi todos los consulados en La Habana, convierten a Estados Unidos en el destino natural –casi dos millones de cubanos viven en el vecino país–, pese a años de propaganda oficial antiestadounidense.
Al calor de la conocida como Ley de Nietos del Gobierno español, muchos cubanos sacaron pasaporte de esa nacionalidad, pero la crisis en España frenó lo que presagiaba convertirse en una estampida. Al final, gran parte de ellos terminaron usando su nueva ciudadanía para entrar a Estados Unidos, México o Canadá.
Washington premia con una residencia permanente a todo cubano que arribe a suelo de la Unión. Es de suponer que, si las condiciones no han variado mucho, tampoco lo harán las vías de escape. Incluida aquella en que desesperados viajeros se lanzan a cruzar el estrecho de la Florida en precarias embarcaciones.
Los hombres jóvenes son el grupo que más dispuesto está a abandonar la tierra en que nacieron. Más de 20 años de crisis económica han hecho inmunes a la gastada propaganda oficial a varias generaciones y solo piensan en escapar a toda costa de una nación en la que no perciben futuro . Sus padres, aquellos que hicieron la Revolución, ahora los apoyan.
«Tengo que irme ahora que estoy joven. Aquí cada día la cosa está peor». Roberto vendió su casa. Un departamento en uno de esos bloques de edificios tipo soviéticos que proliferaron hace algún tiempo en la isla caribeña. El plan es llegar a Ecuador, donde, por casi todo el dinero que recibió por el inmueble, un contacto lo pasará a través de Colombia hasta Panamá. El objetivo luego es alcanzar la frontera de México con EE.UU.
México también es el puente que usará Maribel, de 24 años, quien tiene a casi la mitad de su familia en EE.UU. Sin dar detalles, relató a Clarín que por 10 mil dólares recibe un paquete que contiene visa a México, pasaje en avión y traslado hasta la frontera norte.
Bajo estas condiciones y precios resulta evidente que muchos cubanos están muy lejos todavía de hacer uso del que en unos días será un derecho readquirido .
«No espero ningún boom migratorio a partir del 14. Viajar, para los cubanos, seguirá siendo complicado por las trabas administrativas de los posibles destinos y las características económicas del país. Pero ya es un paso que tengan de vuelta esta parte de sus libertades ciudadanas», dijo a Clarín una fuente diplomática en EE.UU.
«Como todo el mundo a mí me gustaría recorrer países, conocer cosas. Pero con lo que gano, ¿para qué hacerme ilusiones?», concluye Lurdes, quien mantiene sola a dos hijos con lo que le pagan como oficinista.