Según el presidente Hu, puede “causar el colapso del Partido Comunista y del Estado”.

Histórica advertencia oficial contra la corrupción en China – Lo dijo al abrir el 18° Congreso del PC. Reclamó mejorar el sistema «para tener elecciones y decisiones democráticas». Las redes sociales chinas hirvieron con mensajes de apoyo al Partido Comunista Chino (PCCh) en la jornada inaugural de su 18º Congreso. Alabanzas a Hu Jintao en su último discurso como secretario general, mensajes de confianza en el futuro, de apoyo al gobierno, de orgullo nacional.

Claro que esos respaldos, publicados a decenas de miles, fueron los únicos que escaparon a la tremenda censura que atenazó ayer la red china. El «ejército de los cinco centavos», lo que cobran miles de personas por cada alabanza al gobierno que postean en la red, anduvo ayer muy activo. El resto de comentarios reales (neutros, ambiguos, negativos) fueron eliminados sin piedad.

Tan nervioso está últimamente el PCCh, que hasta el uso de la expresión «18º Congreso» lleva varios días prohibida en Internet. Nadie está autorizado a comentar un evento que afectará a la vida de 1.300 millones de chinos en el próximo lustro. Sólo están autorizados a contemplar las bien pulidas imágenes de televisión, en las que los 2.309 delegados aplauden al unísono y maravillosamente sincronizados las inflexiones en el discurso inaugural de Hu, que duró algo más de 100 minutos.

En todo ese tiempo, el presidente chino sólo dejó sonar las alarmas al hablar sobre la corrupción oficial, una plaga sin control que ha sacudido al PCCh en los últimos tiempos, desatando estallidos de ira popular nunca vistos en más de 20 años. «Combatir la corrupción y promover la integridad política, asunto de gran preocupación para el pueblo, es un objetivo clave y un compromiso a largo plazo del Partido», indicó Hu. «Si fracasamos en la gestión de este asunto, podría resultar fatal, e incluso causar el colapso del Partido y la caída del Estado», advirtió el líder comunista.

El escándalo político de Bo Xilai, el brillante heredero del ala conservadora desterrado por múltiples crímenes económicos y su implicación en un asesinato, junto a las constantes revueltas sociales por la desvergonzada ostentación y la impunidad de los burócratas locales, han recordado al PCCh que no es infalible y que la tan citada «armonía social», el gran mantra del actual gobierno chino, pende últimamente de un alfiler.

El presidente chino tocó todos los puntos débiles de la dictadura: la creciente brecha entre ricos y pobres, la tragedia medioambiental derivada del desarrollo salvaje o las desigualdades sociales y económicas entre las prósperas ciudades y el estancado mundo rural. Pero lo hizo sin pasar de la superficie y con el lenguaje ambiguo y enrevesado tan típico de los grandes discursos de la dictadura comunista.

Los analistas coincidieron ayer en que fue un discurso conservador , sin ninguna arenga a una mayor apertura política o a una decidida reforma económica. Por contra, Hu destacó la necesidad seguir unidos bajo «la bandera» del PCCh por la «senda del socialismo», aunque también subrayó la necesidad de profundizar reformas políticas. «La reforma de la estructura política es una parte importante de las reformas globales de China. Debemos otorgar más importancia al mejoramiento del sistema democrático con el fin de garantizar que el pueblo puede tener elecciones y decisiones democráticas», sostuvo. El presidente fue asimismo concreto al marcar un nuevo objetivo de crecimiento: dijo que el PBI del año 2020 deberá doblar al de 2010, un hito que consolidaría a China como primera economía mundial.

«Todo lo que vemos es mentira, preparado ya desde mucho antes. Se sabe qué van a hacer y quién va a ganar, es todo una farsa», rezaba uno de los pocos mensajes críticos que sobrevivía ayer en el océano virtual chino. «En todas las televisoras hablan de Esparta y sus discursos oficiales. No hay ni una palabra que nos inspire, prefiero ver los canales de meteorología o de compras que esto», decía otro. Esparta es la palabra usada en los últimos días para referirse al cónclave sin ser censurado, debido al parecido fonético (18º Congreso se pronuncia Si Ba Da en mandarín).

Algunos blogueros reconocidos compararon el Congreso con las recientes elecciones en EE.UU. «Estuve pegado al televisor las horas previas a la reelección de Obama. Pero para el Congreso, no hay nada por qué preocuparse. Al contrario, sería una pérdida de tiempo», escribió Xu Xiaoping, un admirado empresario en su cuenta de Weibo (el Twitter chino), seguida por seis millones de personas.

La enorme hoz y el martillo dorados seguirán presidiendo el Gran Palacio del Pueblo de Beijing hasta el jueves, cuando los líderes electos para la próxima década desfilarán ante sus entusiastas camaradas. Será la puesta de largo de la quinta generación de mandatarios comunistas. [El vicepresidente Xi Jinping será entonces confirmado como sucesor del presidente Hu, en una continuidad con la línea de apertura y profundización capitalista que viene acometiendo el gigante asiático].