Le ganó 2-0 con claridad a Benfica en Portugal. Como el sábado ante Sevilla, la Pulga metió dos pases gol para la victoria.

El Barsa disfrutó otra vez por los pases de magia de Messi – Fue, finalmente, 2 a 0 a favor de los españoles, que se van de Portugal con una sensación agridulce: por un lado, la victoria que los afianza en el grupo y, por el otro, la lesión de un hombre clave de su defensa. Es gravitante hasta cuando no convierte, porque su peso ofensivo es casi tan importante como su presencia goleadora. Lionel Messi volvió a ser muy importante en otra victoria del Barcelona; con dos pases gol suyos (lleva cuatro consecutivos), el equipo catalán ganó 2-0 (Alexis Sánchez y Césc Fábregas, en los arranques de cada tiempo) en su excursión a Portugal, donde se impuso al Benfica en el segundo partido del Grupo G de la Liga de Campeones de Europa. Así, marcha con puntaje ideal tanto en este torneo como en la liga española, donde es líder con 18 puntos en 6 partidos jugados.

Barcelona llegaba a Portugal con su exitoso andar en la liga española hasta Portugal y no defraudó. El equipo catalán demoró apenas seis minutos en hacer pesar su poderío en el marcador. ¿Cómo? Una habilitación de Lionel Messi con un centro desde la izquierda que Alexis Sánchez sólo tuvo que empujar, ante la marca de Ezequiel Garay, para poner el 1-0.

Con un Barsa con el dominio de la pelota, Benfica apostaba por la contra. Lo tuvo Lima, a los 11 minutos, pero Valdés lo impidió. Pese a ese ataque, el conjunto de Tito Vilanova era más y lo demostraba con acciones de peligro en el arco defendido por Artur, que apareció, por ejemplo, a los 21 minutos, cuando Messi llegó por el centro y remató de primera un centro de Alexis desde la izquierda. Esta vez, la inversión de roles no terminó como en el primer gol, porque el disparo de Leo fue sacado por el arquero en una magnífica atajada.

Para el Benfica, Salvio por derecha intentaba llegar con peligro y tuvo su oportunidad a los 29 minutos, cuando su tiro quedó en las manos de Valdés. De a poco el juego se fue calentando y Pedro estuvo cerca de ver la roja, cuando hizo una fuerte infracción, a seis del final, que podría haberle costado la doble amonestación. Sin embargo, esa arremetida final no duró de mucho y Barcelona se fue al descanso en ventaja.

El segundo tiempo comenzó como un monólogo de la visita. Al minuto apenas, Alexis Sánchez se perdió el segundo, después de un remate al segundo palo que se fue apenas afuera. Y a los ocho, en un profundo dominio de pelota del equipo catalán, la gente del local explotó en silbidos para que reaccionaran sus jugadores. Pese a que Gaitán casi consigue cortar esa monotonía con un centro desde la izquierda que Valdés no pudo contener y Alba terminó por mandar la pelota al córner, Messi volvió a hacer de las suyas. A los 10 minutos, el argentino arrancó una gran jugada individual, se llevó la marca de cuatro jugadores y habilitó a Cesc Fábregas por izquierda, para que el español anotara de zurda el 2-0.

El ingreso de Aimar, por Enzo Pérez, cinco minutos después del segundo gol, le permitió al Benfica ser más punzante en ataque. Pero aún así le faltaba tener la pelota para poder llegar a esa instancia. Y las otras líneas castigaban con infracciones a los rivales, provocando un juego físico que aún así no evitaba que, por ejemplo, Messi agarrara la pelota, habilitara a Pedro, que por poco logra el tercero, y tomara la pelota nuevamente para parar en el área, repensar la jugada, amagar y buscar una nueva situación de gol.

Pero no todo era bueno para el Barsa. Las malas noticias para el equipo de Vilanova llegaron todas juntas en el último tramo del partido. Primero, a 13 minutos del final, cuando Puyol en un córner y al caer su brazo se le salió de lugar, provocando, lo que se cree, una fractura. La otra mala de la jornada fue a los 43, cuando Busquets vio la roja por una entrada violenta e innecesaria, cuando el trámite ya estaba controlado a favor del Barcelona. Fue, finalmente, 2 a 0 a favor de los españoles, que se van de Portugal con una sensación agridulce: por un lado, la victoria que los afianza en el grupo y, por el otro, la lesión de un hombre clave de su defensa.