Se complica la economía de Brasil: crecerá sólo 1,6% – La incógnita es el efecto arrastre el próximo año. La inflación seguirá en alza. La noticia no es buena ni para el país ni para la región y caracteriza la actual etapa de la economía. El Banco Central de Brasil redujo sus proyecciones de crecimiento económico y aumentó la previsión inflacionaria para 2012 en medio de un escenario internacional adverso que provoca esas consecuencias, según detalló un informe de la entidad difundido ayer. El indicador coincide con pronósticos muy conservadores publicados hace no mucho tiempo por las cámaras empresarias.
El reporte trimestral de inflación del Banco Central prevé así un crecimiento de 1,6 por ciento del producto interno bruto (PIB) en 2012, por debajo de las expectativas del gobierno de superar el 2,7 por ciento de crecimiento de 2011. El informe previo de junio había previsto una expansión de 2,5 por ciento del PIB. Al mismo tiempo, el informe proyectó una inflación de 5,2 por ciento al concluir el año, por encima del centro de la meta oficial de 4,5 por ciento, y por encima de la previsión de junio, de 4,7 por ciento. Es decir menos actividad combinada con aumento de precios.
El gran desafío es qué tipo de arrastre tendrá en el próximo año un crecimiento tan raquítico y en una economía que es la mayor de la región y locomotora de muchos de sus principales socios, en particular de la Argentina.
Las previsiones del Banco Central brasileño se acercan a las de la Confederación Nacional de la Industria (CNI), principal gremio industrial del país, que pronosticó hace poco un crecimiento de 1,5 por ciento en 2012 en su trimestral Informe Coyuntural, un cálculo por debajo del 2,1 por ciento que había proyectado en junio.
Según la CNI, una baja de 1,5 por ciento en las inversiones comparado con 2011 será una de las principales causas de la reducción en el crecimiento económico del año.
«Hay de hecho señales de recuperación de la actividad industrial detectados desde agosto, pero no es suficiente en los meses que restan hasta finales de año para compensar el estancamiento del primer trimestre», comentó a los periodistas Renato da Fonseca, gerente ejecutivo de la organización.
Indicó que recién en 2013 tendrán efecto las medidas de reducción de costos adoptadas por el gobierno, como el corte en el costo de la energía eléctrica, la baja en las tasas de intereses y la reducción en las cargas sociales.
Según el Banco Central, el deterioro en las previsiones se da en un contexto internacional adverso, con expectativas de bajo crecimiento por tiempo prolongado en la economía mundial.
«En Estados Unidos, a pesar de que el mercado inmobiliario presentó señales de mejora los últimos meses, el ritmo de actividad sigue influenciado por el riesgo de contención fiscal y de fragilidad del mercado de trabajo, que se suman a los asociados a la crisis europea», señaló el documento del instituto emisor.
Agregó que las expectativas de crecimiento de las economías emergentes apuntan a un ritmo moderado de actividad en América Latina y Asia, en parte a causa del bajo crecimiento de las economías más avanzadas.
En Brasil la actividad económica ha dado señales de aceleración en el segundo semestre, las cuales podrían extenderse a 2013, pero el crecimiento anual se verá afectado por el bajo ritmo registrado en la primera mitad lo que genera una incógnita respecto al siguiente período. En el primer trimestre de este año la economía creció 0,2% y en el siguiente la expansión fue de 0,4%. El economista jefe del Banco Interamericano de Desarrollo, José Juan Ruiz, había anunciado esta semana que se esperaba un crecimiento de la región de 3,4% apenas dos puntos menos que la previsión anterior de 3,6%. «Lo que el mercado está esperando y nosotros es que en la segunda parte del año, arrastrado fundamentalmente por Brasil, se produzca una cierta recuperación del crecimiento si Europa y el resto de factores exógenos no agravan la situación».
La declaración fue antes de conocerse los nuevos números nada auspiciosos. De todo modos Ruiz, sostuvo luego que el factor que llevó a la desaceleración en Brasil, fue la eliminación de algunos estímulos a empresas e industrias cuando se sosegó la crisis financiera que estalló en 2008 en Estados Unidos. «Ahora ha comenzado a ser sustituido por los impulsos monetarios y fiscales y programas que se han ido introduciendo».