Murió el legendario dirigente comunista español Santiago Carrillo – Apartado de la escena política desde 1991, había dedicado sus últimos años a dar conferencias, escribir libros, entre ellos, sus memorias, y comentar la actualidad política española en prensa y radio. El mítico líder comunista español Santiago Carrillo, todo un símbolo de la lucha contra la dictadura de Francisco Franco y una de las figuras en la transición del país a la democracia, murió hoy en Madrid a los 97 años.
El ex secretario general del Partido Comunista (PCE) se encontraba enfermo desde hace unos meses y había tenido que ser hospitalizado en un par de ocasiones. Su estado de salud se agravó en la última semana.
Apartado de la escena política desde 1991, había dedicado sus últimos años a dar conferencias, escribir libros, entre ellos, sus memorias, y comentar la actualidad política española en prensa y radio.
«Me siento muy bien siendo un francotirador independiente, porque tengo una libertad de movimientos que no tenía cuando era dirigente de un partido tan disciplinado como el comunista», había confesado en una entrevista a la AFP en 2008.
Había nacido en enero de 1915 en Gijón –Asturias- y era hijo de un dirigente del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Al estallar la Guerra Civil española (1936-1939) decidió abandonar esa formación para entrar en el PCE, donde integró rápidamente su buró político y su Comité Central.
Durante la Guerra Civil fue un duro combatiente contra las fuerzas militares de Franco. Cuando cayó la república se exilió en distintos países como Estados Unidos, la Unión Soviética, Argentina y México, aunque la mayor parte de ese período se cobijó en Francia.
Durante su estancia en Buenos Aires empezó a establecer enlaces con los comunistas que habían permanecido en España, reorganizando el partido en la clandestinidad.
Pero fue en 1946, al convertirse en el «protegido» de Dolores Ibárruri, la histórica «Pasionaria», cuando comenzó su meteórico ascenso en el PC español. Su consagración definitiva llegó en 1960, en el VI Congreso del PCE, en el que Ibárruri fue elegida presidenta de la formación y Carrillo pasó a ocupar la secretaría general, cargo que detentaría durante 22 años.
El nuevo secretario general del PCE se mostró muy crítico con la Unión Soviética, cuya invasión de Checoslovaquia en 1968 condenó tajantemente. «Lo que había en la Unión Soviética de Stalin no era comunismo, era un capitalismo de Estado, burocrático, dictatorial», aseguró hace unos años.
Carrillo empezó así a defender su idea del «eurocomunismo» abogando por que cada país encontrase su propia vía, al tiempo que buscaba en España un pacto con todas las fuerzas antifranquistas.
«El problema español solo podía encontrarse a través de un acuerdo entre fuerzas de la derecha y de la izquierda para establecer un sistema democrático que diera juego a todos», había afirmado.
En 1976, con el Partido Comunista todavía ilegalizado, Carrillo protagonizó uno de los episodios más famosos de la transición española al entrar en el país clandestinamente con una peluca, tras lo cual dio una rueda de prensa que le valió una detención de diez días.
En 1977 fue legalizado el PCE. En las elecciones generales de ese mismo año Carrillo fue elegido diputado y se convirtió en una de las personalidades que participaron en la elaboración de la Constitución española de 1978.
Pero las tensiones entre las distintas tendencias dentro del PCE y la pérdida de votos en las elecciones de 1982 -ganadas por los socialistas de Felipe González- provocaron su dimisión en noviembre de ese año. Después, su enfrentamiento con la nueva tendencia «renovadora» dentro del partido hizo que en 1985 fuese expulsado del PCE.
Creó entonces un nuevo partido con el que en 1986 y 1989 se presentó a las elecciones generales y a las europeas sin conseguir salir elegido. A partir de 1991 desaparece prácticamente de la escena política para dedicarse a escribir libros.