Si no gana el clásico del domingo, el Pelado dejaría de ser el técnico.

Almeyda, en la cuerda floja: el duelo con Racing será decisivo – La caída ante Vélez, más los insultos a los jugadores y a Passarella, alteraron aún más los ánimos en Núñez. Detrás de esa puerta impenetrable para extraños , Daniel Passarella escucha todo tipo de comentarios. Y si fuera por las palabras que le llegan a su despacho de los labios de la mayoría de los dirigentes de su Comisión Directiva, Matías Almeyda dejaría de ser el técnico de River hoy mismo. Y aunque el Kaiser no quiere ser impulsivo, en su entorno advirtieron: «No es tonto; sabe perfectamente cuando las cosas no van más».

Entonces, Racing, el clásico rival que aparece en el horizonte del Monumental, será decisivo para el entrenador de la transición brutal , aquel que cambió los pantaloncitos cortos en Primera División para sentarse en la silla eléctrica de la B Nacional.

Otra derrota hará insostenible el ciclo del Pelado . Sin ir más lejos, si River pierde, quedará en zona de descenso directo junto a Independiente. Parece difícil que un empate salve a Almeyda. Y el fantasma de Ramón , el preferido de la gente, ya empezó a sobrevolar Núñez. Passarella, muy cuestionado por un sector del público, tiene claro que no puede correr riesgos. No sólo por esa imagen negativa que generó desde que el equipo de Juan José López se deslizó por ese tobogán que lo condujo a la categoría inferior; también, porque en 2013 se celebrarán las elecciones del club. Y en esa carrera en la que el actual presidente tiene ganas de competir, no hay lugar para una crisis deportiva. Cuentan cerca suyo que las imágenes que le devolvió la televisión -no estuvo en el estadio Amalfitani- alteraron la paz de su hogar. Y el mensaje de ultimátum , por la vía de otros dirigentes, llegó a oídos de Almeyda.

«Tenemos jugadores para estar más arriba en la tabla» , le dijo un dirigente de peso a Clarín . Y aunque el domingo, ante Vélez, hubo rendimientos individuales muy bajos, todos los reproches apuntan al técnico al que Passarella sostuvo más por agradecimiento al ascenso obtenido el 23 de junio que por confianza en sus cualidades . Del Pelado critican que no pudo darle identidad al equipo en 45 partidos. Que no arma bien el banco (contra Newell’s, no llevó un lateral y hubo que improvisar cuando se lesionó Gabriel Mercado; frente a Vélez, le faltó un enganche, y Manuel Lanzini y Juan Cazares jugaron en Reserva). Que manosea a los jugadores (Lanzini y González Pirez son casos testigos; de titulares, pasaron a ni siquiera estar concentrados). Que no logra hacer fuerte al equipo en el Monumental. En definitiva, lo que siempre sucede en este tipo de situaciones, cuando no se consiguen los resultados: hace cuatro fechas que River no gana ; la del domingo en Liniers fue la segunda derrota en el campeonato; Boca, su máximo adversario, está siete puntos encima; y el promedio es un mal recuerdo y, ahora, un llamado de atención.

No es la primera vez que Almeyda está en la cuerda floja . Después de las dos derrotas en los Superclásicos del verano y el empate ante Almirante Brown en la reanudación de la B Nacional, hubo un sondeo a Miguel Angel Russo, por entonces desocupado. Pero River levantó y el Pelado quedó ratificado hasta el final del campeonato. Hoy, suena Ramón Díaz, ese nombre que es un canto de guerra de la tribuna. También, Marcelo Gallardo, cuya primera experiencia como entrenador resultó un título con Nacional de Montevideo. Omar Labruna, en Colo Colo; y Pedro Troglio, en Gimnasia La Plata, también dan vueltas en la cabeza del Kaiser , al fin de cuentas, el hombre que corta el bacalao en Udaondo y Figueroa Alcorta.

Bajo esta coyuntura, ¿Almeyda renunciará?

A no ser que insulten de arriba a abajo, resistirá.

Ayer, participó activamente del entrenamiento matutino con los suplentes. Y se fue sin decir una palabra. Tampoco hablaron los jugadores. Ni los dirigentes. Pero los pasillos del Monumental hablan. En el medio, River sufre . Una vez más.