Con un silobolsa mantuvo la leche durante 30 horas

Durante los bloqueos – Lograron preservar 11.000 litros durante la segunda semana de agosto mientras los  productores lecheros impidieron la entrada de camiones a las usinas lácteas. En los bloqueos realizados en reclamo por el precio de la leche en tranquera de tambo Diego Tonini y su padre Aldo se vieron obligados a tirar 11.500 litros. Sin embargo – según contó al diario Campolitoral – Diego se las ingenió para preservar otros 11.000 litros. Como los camiones no pasaban a buscar la producción, el joven productor decidió utilizar una silobolsas nuevas que tenía en su campo y armó una especia de sachet. «Si sabía que iba a tener tanto éxito no tiraba nada», le dijo al medio santafesino.

La empresa familiar explota dos tambos con más de 600 vacas en ordeñe que producen -en conjunto- entre 14.000 y 15.000 litros. «Antes que tirarla se me ocurrió embolsarla», le dijo a Campolitoral. Primero hizo un «super sachet» con unos 13 metros de bolsa y, viendo que el sistema respondía y el paro no terminaba, luego armó otro de 7 metros. «Le hice unas entradas y salidas caceras, con unas llaves de paso», indicó.

Siempre en compañía de su padre, ubicaron uno junto al tanque de frío y otro en el corral de espera. Al primero lo ubicaron bajo techo junto al tanque de frío y no hubo que ayudarlo demasiado a mantener la leche fresca. Pero al otro tuvieron que «abrigarlo» con unas frazadas viejas que humedecieron para mejorar el efecto refrigerante. «En uno la leche estuvo 30 horas y en otro 20, siempre a cinco grados: nos ayudó que el día estuvo fresco», recordó Diego.

Apenas se supo del levantamiento de los bloqueos se prepararon para entregar la producción. «A las 8 de la mañana -detalló- hicimos un análisis para controlar si la leche se había echado a perder y nos dio perfecta la temperatura y la acidez». Al rato estaba el camión sorbiendo directamente del «supersachet».

En total lograron mantener unos 11.000 litros, pero hubieran podido ser más. «No quise hacer otro sachet por miedo a que no funcione; el polietileno es barato.

Fuente: Juan Manuel Fernández – El Litoral, adaptado por la redacción de INFORTAMBO