Educación Sexual – Por Dra. Andrea Moretti. «Uno de los principales cuidados de un legislador debe ser el desterrar la ignorancia» (Platón)
El Estado tiene, por mandato constitucional, el deber de proceder a instaurar una adecuada educación sexual, y ya no hay excusas desde la reforma constitucional de 1994.-
La protección de la familia en materia de salud implica brindar la educación e información respectiva (pues la ignorancia desvirtúa tal garantía), sin inmiscuirse en su privacidad y respetando la libertad y autonomía de sus integrantes.-
Dentro de esa educación, se encuentra la educación sexual, la que, de una forma u otra, comprende a la información referente a la planificación de la familia; tema complejo de abordar por su conflictividad, debido a la diversidad de cosmovisiones.-
El denominado «analfabetismo sexual» -carencia de educación sexual adecuada-, tiene funestas consecuencias individuales y sociales. Basta con recordar aquí que se ha demostrado que determinadas perversiones encuentran su origen en una «educación» sexual deficiente teñida de prejuicios antifemeninos y la principal causa del embarazo de las adolescentes es la inexistencia de cualquier tipo de educación sexual, de ello resulta una mayor mortalidad materna por aborto provocado.-
Ahora bien, dado que vivimos en una sociedad multicultural (pluralista) considero que temas tales como el que aquí nos ocupa, abordándolo desde el enfoque de la bioética deben ser debatidos públicamente y a puertas abiertas, dado que se trata de brindar respuestas coherentes y operativas que interesan a toda la sociedad, con independencia de la cosmovisión de la que cada uno de sus miembros participe.-
Las premisas normativas globales para una reglamentación operativa de la educación sexual están dadas, en la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, la cual, sobre la base de la igualdad del hombre y la mujer y proponiendo, consecuentemente, la erradicación de todo concepto estereotipado de las funciones masculina y femenina -debiendo adoptarse medidas educativas al efecto-, atiende al derecho a la protección de la salud de la mujer a fin de asegurar su acceso a servicios adecuados de atención médica, incluyendo los que se refieren a la planificación de la familia así como también «garantizar que la educación familiar incluya una comprensión adecuada de la maternidad» debiendo tener la mujer «acceso al material informativo específico que contribuya a asegurar la salud y el bienestar de la familia, incluida la información y el asesoramiento sobre planificación familiar» y contando, en las relaciones familiares, con los mismos derechos que el varón «para decidir libre y responsablemente el número de hijos y el intervalo entre los nacimientos», teniendo «acceso a la información, la educación y los medios que le permiten ejercer estos derechos»
No se trata tampoco de estimular la sexualidad sin límites, hedonista, irreflexiva. Se trata de que la educación sexual llegue hasta el último rincón de nuestro país para alcanzar el ejercicio de una sexualidad responsable, basada en la comunidad de amor. Se trata de «ayudar a pensar y decidir, a plantearse la responsabilidad frente a la vida, a conocer las consecuencias fecundantes del acto sexual», al decir de Nicholson.-
Por otra parte, debe tenerse presente que la problemática del VIH/SIDA es también propulsora y materia de una educación sexual bien entendida -máxime teniendo en cuenta la incidencia de esta enfermedad en la familia y en su regulación legal , siendo importante difundir las medidas tendientes a evitar la propagación del VIH/SIDA, «en primer lugar, la educación de la población»
Abordar este tema en las escuelas requerirá de la debida capacitación docente. En algunas escuelas confesionales de la provincia de Santa Fe ya ha sido efectuado bajo la denominación de «Educación para el amor», tratándose -desde la óptica católica- la sexualidad, el cuerpo y la familia.-
Dra. Andrea Moretti
ABOGADA
MAT. L° XLIII F°105
Buenos Aires 263, El Trébol
Rivadavia 609, Carlos Pellegrini
