Italia y España hunden a las Bolsas europeas – Y se dispararon las tasas de interés que deben pagar Roma y Madrid. España e Italia, acosadas por su fragilidad financiera, la recesión, el desempleo y una creciente bronca social, hundieron ayer las Bolsas europeas, en una de las jornadas más volátiles de los mercados desde el comienzo de la crisis global y quedaron más en jaque que nunca por el aumento de las tasas de interés y la montaña de deuda pública que sofocan sus economías.
En Madrid y Milán, las pérdidas fueron vistosas desde la apertura de las Bolsas, que llegaron al 5%, pero las bajas se redujeron al cierre gracias al anuncio de medidas contra los especuladores, prohibiendo las operaciones «al descubierto».
Es paradójico que Madrid logró concluir con una «aliviada» baja del 1,1% y Milán con el 2,76%, mientras que la volatilidad derrumbó a las bolsas de Fráncfort, que perdió el 3,18%, y París, con el 2,89%. Londres cayó el 2,09%.
La jornada alcanzó niveles de nerviosismo muy altos por la difusión de un artículo del influyente semanario alemán Der Spiegel , en el que se revelaba la decisión del FMI de no seguir dando fondos de ayuda a Grecia. El FMI y la Unión Europea desmintieron la especie, pero el daño ya estaba hecho y aumentó la sensación de que Atenas deberá salir del euro, la moneda única de la Eurozona de 17 países. La Bolsa de Atenas se resintió más que ninguna otra por estas versiones y se zambulló en un 7,1%, con serias pérdidas para el sector bancario.
Pero no eran las cotizaciones de las bolsas el punto doliente ayer en los mercados, sino el crecimiento de las tasas de interés que España e Italia deben pagar por sus títulos decenales de la deuda. El «spread» o prima de riesgo volvió a crecer, porque además los buscados «bunds» alemanes, que sirven de referencia, cayeron a un 1,12% anual.
Italia tiene ahora que pagar tasas de interés del 6,32% y los españoles el 7,43% .
Un abismo amenazador se está abriendo con los países del norte europeo que reciben la calificación «AAA» de las agencias de rating y que pagan siempre menos intereses por su deuda. También se benefician las empresas.
Ayer, el Tesoro alemán colocó más títulos de su deuda a tasas negativas, o sea que los inversores les dan sus capitales para que se los guarden, aunque deban pagar por ello. Por otro lado, todos huyen de las obligaciones de los países comprometidos. El ente estadístico de la Unión Europea anunció ayer en Bruselas que Italia batió un nuevo record y el monto de su deuda llegó al 123% del PBI, o sea a dos billones de euros.
El tembladeral financiero que socava al euro preocupó en Bruselas a los máximos responsables de la UE. José Manuel Barroso, presidente de la Comisión Europea, se reunió de urgencia con el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi. No hubo información de lo que hablaron, pero es seguro que el tema central que afrontaron fue cómo poner en movimiento los mecanismos de urgencia para aliviar la presión sobre Italia y España, que son la tercera y cuarta economía de la Eurozona.
Existen fondos de estabilización que deberían ser utilizados de inmediato, pero están casi paralizados. Además el Banco Central Europeo debería anunciar su decisión de comprar títulos de la deuda de estos países en los mercados secundarios. Se rumorea que Draghi está decidido a tomar en sus manos la situación porque el BCE es el único que puede hacer al menos algo. Pero Mario Draghi tiene por delante un serio problema que se llama Alemania. Recién el 12 de setiembre la Corte Suprema germánica decidirá si es constitucional que el gobierno de Angela Merkel aporte al fondo de estabilización, como los otros socios, para ayudar a italianos, españoles y los otros países en serias dificultades.
Además, la prensa alemana tiene en vilo a una opinión pública al borde de un ataque de nervios. El sensacionalista diario Bild publica en su primera página de ayer la imagen de una viejita preocupada que cuenta la poca plata que le queda. Los alemanes sienten la crisis, ven que su propia bolsa de valores no va bien y echan las culpas a los españoles, griegos, portugueses e italianos. Todos dicen: ¿por qué debemos pagarles la crisis? El 78% de los alemanes quiere que Grecia se vaya de la Eurozona.