Un gigante en crisis: China crece menos y dispara alarmas en la economía global – Se teme que este freno profundice la recesión mundial. Cuando el gigante se mueve, todo tiembla. Y es el caso de China, la potencia asiática que se había convertido en motor de la economía internacional ante la crisis que devastaron las finanzas de Estados Unidos y Europa. Después de las debacles de este año, que dejaron tambaleantes a los países capitalistas, China confirmó la desaceleración de su economía al registrar sólo un 7,6 % de crecimiento en el segundo trimestre del año, la peor tasa en tres años.
Después de crecer durante un tiempo con cifras de dos dígitos, la segunda economía del mundo comenzó a frenarse a fines del año pasado. En el primer trimestre del 2012 había descendido al 8,1%, y continuó en estos últimos meses a raíz del cimbronazo provocado por la crisis europea y algunas dificultades internas.
«La ralentización se explica principalmente por el deterioro continuado del entorno internacional , que redujo todavía más la demanda extranjera», justificó ante la prensa el vocero de la Oficina Nacional de Estadísticas, Sheng Laiyun. También admitió los inconvenientes locales: «La demanda interna también se redujo, mientras siguen las medidas para reforzar la macroeconomía, en particular en el sector inmobiliario».
Pese a esta situación, el gobierno chino confía en la recuperación y espera llegar a la meta de 7,5% de crecimiento económico para todo el 2012. «Creo que la economía china seguirá con un crecimiento moderado y continuo en la segunda mitad del año; confiamos plenamente en alcanzar el objetivo de crecimiento», aseguró Laiyun. Lo llamativo es que mientras el propio gobierno chino da una cifra no demasiado significativa, el Banco Asiático de Desarrollo (BAD), predijo que el PBI del país crecerá un 8,2 %.
Aunque China cumpliera su objetivo de crecimiento de 7,5% previsto para este año –un porcentaje que causa envidia en los estándares capitalistas de Occidente– sería una tasa muy inferior al 9,2% del año pasado o al 10,4% de 2010.
Las exportaciones chinas vienen disminuyendo lenta pero constantemente en un marco de debilitamiento de la demanda global. También se ha reducido el gasto de los consumidores en China, pese a las fuertes medidas gubernamentales de estímulo económico. Entre ellas se destacan dos rebajas en las tasas de interés y una reducción en el precio de los combustibles. El gobierno, además, impulsó la inversión de las industrias estatales e inyectó dinero a la economía mediante un aumento del gasto en la construcción de viviendas de bajo costo y otras obras públicas.
La Oficina Nacional de Estadística también difundió datos de las ventas minoristas, el principal indicador del consumo, que en junio creció un 13,7% interanual, levemente inferior a mayo, que fue del 13,8%. La producción industrial también se ralentizó y en junio se ubicó en el 9,5% interanual, frente al 9,6% del mes de mayo.
Por otro lado, el sector inmobiliario se estancó. El gobierno de Beijing aplica controles desde hace dos años para evitar un sobrecalentamiento de este segmento económico. En la primera mitad de 2012, el crecimiento de las inversiones inmobiliarias había retrocedido hasta el 16,6 %. Hace un año, esta burbuja había tenido un crecimiento descomunal: 32,9 %.
En todos los casos se trata de bajas muy tenues, pero que demuestran que la locomotora de la economía mundial comenzó a aminorar su marcha . Un dato inquietante ante tanta crisis global.
Si bien los analistas prevén una recuperación del crecimiento económico en el segundo semestre, la desaceleración aumenta el peligro de la pérdida de empleos y exacerba las tensiones en un momento políticamente difícil para el gobernante Partido Comunista, que está en pleno recambio. Tras una década en el poder, la actual cúpula gobernante intenta infundir la calma en antelación al cambio de mando a autoridades más jóvenes, que se producirá en octubre próximo.