Con una conquista de Messi, goleó 3-0 al Athletic de Bielsa en la final.

El Barsa le regaló a Guardiola la última Copa en una enorme exhibición – Consiguió todos los tantos en un primer tiempo brillante y cerró así de la mejor manera el ciclo de Pep en el club. Finalmente, la despedida que probablemente haya soñado Pep Guardiola Guardiola al frente del Barcelona terminó por consumarse. Es que la goleada 3-0 sobre el Athletic de Bilbao de Marcelo Bielsa le dio al equipo culé, además de su 26° Copa del Rey, el decimocuarto título sobre 19 disputados a los catalanes bajo la conducción del ex mediocampista. Y, como no podía ser de otra manera, el astro argentino, Lionel Messi, se anotó con el segundo grito de la goleada. El primero y el tercero los firmó Pedro, todos en la primera etapa, los firmó Pedro.

Como un vendaval. Así comenzó el partio de la final de la Copa del Rey el Barcelona, en el adiós de Pep Guardiola, ante el Athletic Bilbao de Marcelo Bielsa. Menos de un minuto lo llevó a Lionel Messi desequilibrar, gambetear y soltar un zurdazo que salió cerquita del poste derecho de Iraizoz. Todo un signo.

Dos minutos luego, cuando la precisión y la presión de los catalanes lo eran todo, Pedro, luego de un tiro de esquina, puso el 1-0. El delantero aprovechó un rebote que derivó de un cabezazo de Piqué, y desvío mediante, mandó la pelota a la red. Barcelona dejaba bien en claro su intención de cerrar el ciclo Guardiola con la obtención de su decimocuarto título en diecinueve torneos disputados.

A los 15, Messi volvió a buscar su 73° festejo de la temporada. Pero su zurdazo, cuando iba desde la derecha hacia el centro del campo, hizo lucir al arquero vasco, que voló contra su palo derecho y atinó a manotear la pelota al tiro de esquina. A los hombres de Bielsa les costaba horrores hacerse de la pelota. Y ni hablar de generar juego.

El grito de Messi llegó a los 20. La Pulga aprovechó una exquisita habilitación de –cuándo no- Andrés Iniesta al vacío y con un potente derechazo arriba y al primer palo batió la resistencia de Iraizoz, que volvía a resignarse ante la superioridad del Barcelona.

El temporal que parecía el ataque catalán arreciaba y no se detenía y a los 24, Pedro puso el tercero. Xavi, cerca de la media luna se la rebotó al delantero canario hacia atrás, y éste, con un sutil zurdazo con cara interna, ubicó la pelota pegada al poste derecho del 1 vasco.

Ni De Marcos, ni Ander Herrera, ni Iker Muniain. Las usinas de fútbol que funcionaban eran únicamente las de camiseta blaugrana. La presencia del otro argentino en cancha, la de menor protagonismo, Javier Mascherano era prácticamente testimonial merced de lo poco que pudieron atacar los Leones de San Mamés.

Como la presión del Barsa ya no era tan asfixiante, el Athletic pudo jugar más en el inicio del segundo tiempo. A los 6, un pase de Ander Herrera que fue una daga que se clavó en la zaga catalana, dejó a Ibai Gómez cara a cara con Pinto. Pero la exquisita definición intentada por el extremo, que buscó cruzarla y picarla sobre el cuerpo del arquero, salió desviada.

De todas maneras, los de Pep Guardiola no se conformaban con lo hecho. Piqué comenzó un avance en el círculo central, la abrió a la derecha para Montoya y se fue al área. El surgido de esa fábrica de cracks que es La Masía llegó al fondo y puso la pelota en el área, que cabeceada por Aléxis Sánchez terminó afuera.

A los 25, el genio de Messi volvió a frotar la lámpara y si no fuera por Iraizoz, una nueva obra maestra del rosarino se hubiera coronado. Luego de dejar marcadores atrás como si fueran conitos en el piso, de izquierda a derecha, el arquero le tapó el zurdazo cruzado que buscaba ser el cuarto grito de los de Pep. Cada vez que la Pulga arrancaba, los vascos temblaban.

Otra vez lo tuvo el Bilbao. Pero el cabezazo de Aurtenetxe, cuando ingresaba al área chica de Pinto, se fue increíblemente desviado tras el centro de Ibai Gómez. Pese a las buenas intenciones vascas, el arco de enfrente daba la sensación de que no se le abriría.

Con pocos roces y mucha camaradería llegó el epílogo de una nueva final entre los dos equipos más ganadores de la Copa del Rey. El Athletic de Bilbao la levantó en 23 ocasiones, mientras que Guardiola, en su despedida, le regaló a los catalanes su decimosexta.