Al final, el testamento de Pinochet sólo contenía un cambio administrativo – Ahora pedirán abrir el testamento anterior. La Justicia intenta saber qué bienes tenía. Habrá que esperar para saber qué bienes dejó y a quien el ex dictador chileno Augusto Pinochet, ya que su último testamento fue abierto por orden judicial hoy en medio de una gran expectativa y sólo contenía una modificación respecto al albacea, lo que hace presumir que el grueso del contenido se halla en un documento anterior.
El texto fue abierto en un tribunal de Santiago y su contenido se remitía solamente a media página, en la que se consignó el cambio del albacea de los bienes, desde el abogado Oscar Aitken a Julia Hormazábal, explicó el abogado del Consejo de Defensa del Estado (CDE), Alvaro Quintanilla.
«No hay ninguna referencia a actos de disposición de bienes, lo cual probablemente hace el testamento al que se remite esta modificación, que es un testamento del año 2002 ante otra notaria», agregó el jurista.
El testamento fue modificado por Pinochet en 2005, un año antes de su muerte y cuando ya se encontraba en curso una investigación judicial para determinar el origen de su fortuna oculta en el Riggs Bank de Washington y otros bancos extranjeros.
Hasta ahora, el documento se encontraba bajo la custodia de una notaria de Santiago y la familia Pinochet se negaba abrirlo por encontrarse todos los bienes embargados y para evitarse más conflictos, ya que se temía que el documento dejara en evidencia favoritismos entre sus hijos.
El documento original, de acuerdo a versiones periodísticas, contiene unas tres páginas y en ellas el dictador sí dispone el reparto de sus bienes entre sus cinco hijos y su viuda Lucía Hiriart, en porciones que se desconocen.
El CDE pidió abrir el testamento para asegurar el pago de eventuales indemnizaciones por procesos judiciales aún en curso y de impuestos adeudados. Ahora pedirá que se abra el documento original, según adelantó el abogado Quintanilla.
«Se pidió el último testamento, porque el último testamento expresa la última voluntad y la información oficial que era el Registro Civil indicaba que éste era el testamento del señor Pinochet, por eso en principio pensamos que era un acto de disposición de bienes», explicó Quintanilla.
«Vamos a tener que repetir esta diligencia de apertura y publicación del testamento cerrado, pero referido al anterior testamento y suponemos que el contenido de ese testamento es dispositivo de bienes e indica los herederos», agregó.
La figura del gobernante íntegro y honesto que le venían adjudicando al dictador se derrumbó hace un poco más de siete años, en medio de un escándalo que terminó con su esposa y uno de sus hijos en la cárcel. Todo surgió en el 2004 por una investigación del Congreso de Estados Unidos sobre lavado de dinero en su territorio, en el marco de la lucha antiterrorista que desató el ataque a las Torres Gemelas y al Pentágono. Los cruces de información y datos pusieron al descubierto que Pinochet poseía una fortuna de 21 millones de dólares depositados bajo 27 nombres falsos en el Banco Riggs de EE.UU. y en otras entidades financieras de Europa y el Caribe. Varias de ellas, como era de esperarse, estaban a nombre de algunos de sus familiares.
Además de esta enorme riqueza el ex dictador contaba con una serie de propiedades y fondos en Chile, a las que sus herederos no pudieron acceder porque se encuentran embargadas. Entre ellos figura una casa en la zona precordillerana de El Melocotón; lujosos departamentos en el exclusivo balneario de Reñaca, en el vecino puerto de Valparaíso; otros en Iquique; su residencia en el acomodado barrio de La Dehesa, en Santiago; varios automóviles; 2,6 millones de dólares depositados en un banco local y 280.000 dólares que están en el Bank Boston de Chile.
Pinochet en su momento y la familia después, sostuvieron que el dinero y los bienes del general eran producto de los «ahorros de toda una vida». Esto fue refutado por una auditoría de la Universidad de Chile encargada por la justicia. A través de ella se determinó que 18 millones de dólares de los 21 descubiertos en cuentas fantasmas no estaban justificados y se desconocía su origen. A raíz de esta investigación se embargaron todos sus bienes y en 2005 fueron encarcelados Lucía Hiriart, su esposa, y Marco Antonio, su hijo menor, acusados de fraude al fisco. El veterano general murió en diciembre de 2006 a los 91 años, cuando cumplía prisión domiciliaria a raíz de tres juicios por violaciones a los derechos humanos durante el régimen de facto (1973-1990) y otro por fraude al fisco y falsificación de pasaportes.
(Fuente: Agencias)