Yo golpeo una puerta y me salen amigos – Rubén Aimetta, o el «Bechi» para todos, anda por la vida con una sonrisa en la boca y un chiste siempre listo. Crónica de un personaje de la ciudad. Rubén Duilio Aimetta es conocido como «Bechi» por toda una ciudad. Un «Loco lindo», un «Personaje» o como cualquiera pueda llamarlo.
«Bechi» anda siempre por la calle con el chiste en la boca y la mirada pícara. Pero también detrás de esa mirada está la sonrisa de bondad y el gesto gentil para quien habla con él.
Nació en El Trébol y caminó el pueblo como pocos. «Era un vaguito sano, me gustaba ir al cole con mis amigos de la Escuela Cincuentenario y después ir a jugar a la pelota», dice mientras prende un «pucho».
Luci Silva, su mujer deambula por la casa, Leonela, su hija, no está y su hijo Mauri, aparece de a ratos.
«Trabajé en muchos lugares. Empecé en la Imprenta Rossi a los 20 años y después me fui a trabajar al Banco Horizonte de la mano de «Pelusa» Simonella. Un día se me ocurrió ir a Salta ya buscar un futuro pero volví al año. Hoy hago lo que siempre me hizo mi padre, ser pintor y trabajar con alfombras».
«Bechi» jugó muchos años al fútbol, y su picardía la traslado a los campos de fútbol de la región. «Lo del inicio en el fútbol fue en la canchita del cura jugando para un equipo que se llamaba Argentino. Después fui a Trebolense. No había inferiores, así que empezamos en Reserva y nos fue bien. Llegamos a Primera. Jugué del año 75 al 80 y después fui a jugar a Pueblo Casas, Centeno jugué dos años, estuve en María Juana y también en Serodino».
«Bechi» recuerda: «Yo jugaba en el mediocampo y casi siempre como titular. Gracias a Dios logré los campeonatos del 77 y 79 y el subcampeonato del 78. En Reserva también salimos campeones».
Sobre los amigos que cosechó mientras jugaba, dice: «Toda la gente en el fútbol para mí fue importante. No tuve enemigos. Mi carácter me permitió llevarme bien con todos. Estuve al lado de grandes jugadores como la «Mona» Laurenti, el «Indio» Boschi, el «Cholito» Aimone y Gustavo Pietrani. Lo importante es que la amistad sigue, hoy nos vemos en cualquier lugar, pinta una charla y comemos un asado».
Tenés muchos amigos?
«Yo golpeo una puerta y me salen amigos», dice serio.
«Bechi» se casó hace muchos años con Luci Silva. «A Luci la conocí en la Guardería Estrellita. Ella tuvo la iniciativa, yo estaba trabajando con mi papá y así fue. Hace 25 años que estamos juntos. Yo ni me dí cuenta que ella me miraba… me encaró ella», dice y Luci se ríe y evita opinar.
De esa unión llegaron sus hijos Leonela de 25 años y Mauricio de 17 años. «Luci es una gran mujer, que se dedica a la casa y a la iglesia», señala y agrega: «Mis hijos son bárbaros, Leonela y Mauri son especiales, bondadosos y de gran corazón».
Se pone melancólico, se le transforma el gesto y con una lagrimita en los ojos me mira y confiesa: «Sabés una cosa? Media hora antes de que llegaras vos, estábamos con mi hijo Mauri sentados afuera de mi casa y me dijo: «Estoy orgulloso de ser humilde, no me importa el dinero pero estamos llenos de amigos». Eso para mí es todo».
Como te imaginas dentro de algunos años?
«Me siento querido, y dentro de 20 años me gustaría verme ayudando a gente que necesita».