Cinco años después, ya no hay ni reclamos de justicia – El viudo rehizo su vida con otra pareja y sus dos hijos viven lejos de la ciudad, con bajo perfil. De «eso» no se habla. En Río Cuarto, nadie quiere recordar en público el misterioso asesinato de Nora Dalmasso (51), ocurrido hace cinco años en su chalé del barrio Villa Golf. Nadie impulsa marchas reclamando justicia ni hay una multitud de familiares exigiendo el esclarecimiento del crimen. El único que todas las semanas, religiosamente, va hasta el cuarto piso de los Tribunales de esta ciudad a buscar novedades es Juan Dalmasso, hermano menor de la víctima.
Nadie más .
Susana, la hermana mayor de la víctima, vive en Buenos Aires y nunca mostró interés en el caso. Al momento del crimen, estaba peleada con ella. El marido de Nora, el médico traumatólogo Marcelo Macarrón, rehizo su vida con otra pareja . Y sus dos hijos viven lejos de Río Cuarto, con bajo perfil.
Ni el fiscal de la causa, Javier Di Santo, sabe por qué fue asesinada la mujer. «Determinando el móvil del crimen, tengo el 70% del caso resuelto. Pero no lo encuentro. El móvil económico está casi descartado, aunque hay una hipótesis que trabajamos y apunta a que el matrimonio tuviera cuentas en paraísos fiscales», le contó a Clarín .
Hoy hay un solo imputado por el asesinato: Facundo Macarrón, el hijo de la víctima. Di Santo lo acusó porque supuestamente había rastros genéticos suyos en la escena del crimen. Y a eso apunta para resolver el caso: «Sin testigos, sólo una ampliación de los estudios genéticos resolverá su situación», dice el fiscal, aunque hasta el FBI los analizó (ver El fiscal…).
Nada más vincula a Facundo con el caso. El joven, de 24 años, se recibió de abogado en la Universidad Católica de Córdoba y hoy vive en Buenos Aires, donde ejerce en un estudio. Tiene a su cargo a dos abogados y se dedica al Derecho Laboral, aunque quiere especializarse en Derecho Internacional y derechos humanos. Tiene un sueño: trabajar en la ONU .
El domingo 6 de noviembre estuvo en Río Cuarto, participando de la Primera Comunión de un primo. Y recién volvió anoche, para participar en la Catedral de una misa por Nora junto a su padre, su hermana y otros familiares.
«No pudo hacer el duelo . Encima que asesinaron a su mamá, debe cargar con la cruz de la sospecha», afirma alguien que lo conoce bien.
Valentina (21), la otra hija de la víctima, vive en la capital cordobesa, en el barrio de Nueva Córdoba. Allí cursa la Licenciatura en Nutrición. Al momento del homicidio estaba en Estados Unidos, en un intercambio estudiantil. Apenas tres semanas después del asesinato, volvió a dormir en el cuarto donde su mamá apareció estrangulada y desnuda .
Los dos hijos mantienen una relación cordial con su padre, aunque distante. El viudo Macarrón sigue viviendo en el chalé del crimen. Está en pareja con Pía Cardoso, una mujer 15 años más joven que él, quien estuvo detenida por defraudación a la AFIP. No viven juntos, pero los fines de semana se la suele ver tomando sol en la pileta que usaba Nora.
«A Marcelo le va muy bien en la profesión, la gente paga para verlo. Pero no tiene muchas relaciones en Río Cuarto. Lo vienen a visitar amigos de Córdoba y San Juan. Sigue jugando al golf», le confiesa a Clarín uno de los amigos que tiene en esta ciudad. El hombre habla con la condición de que no se publique su nombre: «Yo era amigo del matrimonio, pero más de Nora. Marcelo me da pena. A veces lo veo en el restorán del Golf, almorzando solo.
La gente lo esquiva . Entonces voy, me siento un rato y lo acompaño».
Dos lunes al mes el viudo va a visitar a Delia «Nené» Grassi, la mamá de Nora. «Ahí almuerza comida casera como zapallitos rellenos o puchero», confía un íntimo.
La madre de Nora cumplirá 83 años en Navidad. El papá de la víctima, Enrique Dalmasso, murió el 23 de junio de 2010, a los 91.
Las seis mujeres que solían juntarse a cenar con Nora –y que comieron con ella en el restó Alvear horas antes del crimen– no quieren hablar del tema.
El grupo no se reúne más desde aquella noche .
Cuando Clarín pregunta a los vecinos de Río Cuarto sobre Nora, todos coinciden: «El crimen va a quedar en la nada». La sospecha popular apunta al viudo.
Al momento del crimen, descubierto en la tarde del domingo 26 de noviembre de 2006 pero ocurrido en la madrugada del sábado 25, Macarrón estaba en Punta del Este jugando un torneo de golf. El siempre sostuvo que llegó al Uruguay el jueves 23 –hecho que ratificó la Dirección de Migraciones– y que se enteró allá del asesinato. Sin embargo, no hay registros de su fecha de regreso: el fiscal pidió los datos tres años más tarde .
Di Santo también demoró en interrogar a los golfistas que compartieron con Macarrón el viaje a Punta del Este. Recién empezó a interrogarlos en abril de este año. Siete de ellos declararon que no vieron al viudo durante seis horas de la madrugada del asesinato . «Hay una ventana horaria entre las 2 y las 8 del sábado 25 de noviembre. Cenaron en el country Cantegrill, se fueron al pub Miró y allí lo vieron hasta las 2. Lo volvieron a ver recién a las 8. El único que lo vio en el medio fue su amigo y abogado, Daniel Lacase», dicen los investigadores.
Igual, el lapso no parece suficiente para salir del Uruguay, volar a Río Cuarto y volver. Lacase defiende al viudo: «Marcelito es un tipo bueno, es mentira eso que vino de Uruguay. (En la madrugada del crimen) estuvimos como hasta las 4 hablando de política».
Juan Dalmasso es más cauto. «Yo no sé quién ni por qué mató a mi hermana. Es un rompecabezas con algunas piezas que encajan; las movés y las ponés de distinta forma y siguen encajando», señala. «Pero sé que no hay ADN de Facundo (en la escena del crimen) y quiero que lo liberen de toda sospecha. No me malinterprete, pero el único ADN es de Macarrón».
Sin embargo, hasta ahora nadie demostró que ese ADN no responda a las relaciones sexuales que el viudo declaró haber tenido con su mujer el 21 de noviembre, 4 días antes del crimen.
Clarin