Por la puerta grande – Dice que de jubilado se dedicará a pasear por el país. Francisco Díaz de Azevedo
Miguel Angel tiene hoy 66 años. Acaba de jubilarse tras pasar casi una vida trabajando en el Banco Nación.
Días atrás sus compañeros lo despidieron entre festejos y «Caldito» pasó a ser un personaje ilustre que durante años fue una marca registrada de ese lugar.
Está casado hace 27 años con Liliana Grioglio y de esa unión llegaron César de 36 años, Ana María de 30 y Lilian de 28.
«Trabajé 43 años y pico en el banco», recuerda Miguel y agrega: «Primero comencé a en Bosio al terminar los estudios y después me fui al Banco. El primer gerente fue un señor de apellido Cornaglia, de Las Rosas y el último que tuve Osvaldo Giordano».
Es media mañana de un día hábil. Miguel se estura en el sillón de su casa, mira de refilón la ventana y sigue recordando: «Yo entré como Ordenanza, después fui auxiliar y después Jefe de Area».
Sobre el factor humano, Miguel dice: «Me acuerdo de mucha gente. En el Banco Nación te quedan amigos que pasan y se van como gente de Las Rosas y Santa Fe. Trabajé también en Comisión de manera temporal en sucursales como las de San Jorge, Sastre, Rafaela, Humberto Primo y Carlos Pellegrini».
Sin embargo, además del trabajo, «Caldito» remarca siempre al ser humano y rescata las amistades. «Con Héctor Albornoz nos conocimos en el Banco», dice y agrega: «Incluso mis hijos son padrinos de los hijos de él. Y de ahí tengo infinidad de amigos como con «Viru» Boasso o Carlitos Tavella que hoy está en Rafaela y un montón de gente que si nombro será para que me olvide de otros».
Ese último día
«Mi último día fue tristísimo», dice Miguel y le tiembla la voz. «Ese día me levanté normal y fui a trabajar como siempre. Después al terminar la jornada, en lugar de irme por la puerta del costado, como hacemos siempre, me hicieron salir por la puerta del frente. El Gerente decidió que salga por la puerta grande. Me emocioné mucho. Me tiraron hasta huevos en la cabeza y hubo fiesta».
El día después
Tras un mes y medio como pasivo o jubilado, Miguel parece feliz, alegre y distendido. «Al principio extrañé el banco y mucho, pero ahora no. Es lógico que a veces extraño algunas cosas porque son muchos años en el ruedo y trabajando en un mismo lugar, que además tiene gente especial», dice Miguel y luego agrega: «Estoy bien, tengo mis tiempos. Los primeros días igual me levantaba a las seis de la mañana quizás por la misma costumbre, pero ahora ya regularicé la cosa y cada día le pego hasta las ocho de la mañana sin problemas».
Qué vas a hacer con tu vida ahora?
«Dije que me iba a tomar un año son hacer nada, estando en mi casa y lo estoy haciendo. Me gusta estar así y de ahora en más me voy a dedicar a pasear y viajar para recorrer lugares. Seguramente con mi mujer recorreremos muchos lugares que siempre quisimos conocer».
El grupo de trabajo
El último grupo que acompañó a Miguel en el Banco fue el compuesto por Oscar Yotti, Héctor Albornoz, David Culasso, Guillermo Gerbino, Rafael Combina, Oscar Navarrete, Belén Boasso, Sergio Cossar, Claudia Galeano, Florencia Gaia y el gerente Osvaldo Giordano.