Casi a toda hora – Los jóvenes corren en motos, autos y ciclomotores con escapes libres hasta altas horas de la noche. La Avenida Independencia de la ciudad de El Trébol se transformó en los últimos años en una especie de pista para «picadas», carreras, alta velocidad y ruidos nocivos para los vecinos.
La arteria, que en temporada de los tradicionales carnavales hace las veces de «Corsódromo», reúne algunas características «atrapantes» para los noctámbulos de escape libre.
La ausencia de reducidores de velocidad, la calle ancha y larga y con poco tránsito, hacen de cada noche, casi un escenario óptimo para carreras de motos, ciclomotores y hasta autos.
«Estoy cansado, reclamo, me quejo y nada», cuenta Antonio Birardo, un vecino del lugar, que hace 18 años vive sobre la Avenida y tiene un kiosco que sirve para proveer al barrio.
Birardo días atrás, tuvo casi un ataque de ira y en su bicicleta enfiló para la comisaría para hacer una última denuncia. En el camino se cruzó a un patrullero y los reclamos fueron airados y propios de un hombre arto de tan reiterada situación. «Es en vano, les digo a los inspectores, les digo a la policía y cuando finalmente vienen, los pibes se escapan por el anfiteatro y las calles adyacentes y listo, todo queda en la nada. Al rato vuelven todos al lugar».
En verano, peor
Birardo cuenta que años atrás «no existía este problema. Se empezó a poner densa la mano en los últimos años. Los chicos corren en ciclomotores, motos grandes y hasta hay un Ford Falcon que es habitué de acá. La última vez fue tan alevoso que el auto terminó en la cancha de arena del voley playero del anfiteatro y lo tuvo que venir a sacar otro auto. Acá pasa de todo», dice.
El vecino de Avenida Independencia también dijo. «Muchos vecinos me parece que no dicen nada por miedo. El problema es que no sólo las motos van a tremenda velocidad, sino que todas son con escape libre, es decir, están preparadas para correr». Y añade: «Ni mirar televisión se puede».
Las picadas comienzan en Avenida Independencia a las 19 hs. de cada día y a veces se extienden hasta la 1 de la mañana. «No sólo usan la avenida de punta a punta. A veces también corren carreras por el circuito del anfiteatro ecológico que utiliza la gente para caminar».
La calle no tiene lomos de burros ni badenes y tampoco el pavimento goza del mejor estado, lo que agrega una cuota de peligrosidad a las picadas. «El lomo de burro estaba en la esquina de mi casa, pero lo sacaron para hacer los carnavales y nunca más lo pusieron. Sólo quedó uno en la punta de la Avenida, que es lo mismo que nada porque deja toda la calle libre para las carreras de los pibes».
Mientras charlamos, al caer el sol, se empiezan a escuchar las primeras motos que pasan a gran velocidad por el lugar. Y desde dentro de la vivienda, son tan audibles que parece que estuviera entrevistando a Birardo en la puerta de su casa.
Alguna vez habló con los jóvenes que corren?
«Una vez y me dijeron de todo. Después se fueron y a la hora estaban corriendo todos otra vez acá enfrente de mi casa. Lo único que hago es amargarme como anoche».
Hay presencia de inspectores?
«En esta zona? Poco y nada. O mejor dicho, en los horarios en que hay picadas no pasan nunca por acá».
