El controvertido primer ministro derechista dimitió luego de que el Congreso aprobó el plan de ajuste negociado con la Unión Europea.

Acorralado, renunció Berlusconi y se abre una nueva era en Italia – Un premier técnico, Mario Monti, designado por el presidente, asume hoy para aplicar ese programa. Con una explosión de alegría, cantos, bailes y abucheos, una multitud de miles de personas festejó anoche ante el Palacio del Quirinal, sede del jefe del Estado, el anuncio de la renuncia del primer ministro conservador Silvio Berlusconi y el nombramiento hoy como sucesor del economista Mario Monti. El presidente Giorgio Napolitano aceptó enseguida la dimisión del hombre que ha marcado una era de 17 años de la vida italiana y que comentó a los periodistas más tarde que se sentía «profundamente dolorido» por las manifestaciones de júbilo de la gente.

Caravanas de automóviles recorrieron el centro de Roma, acompañados de motociclistas con banderas italianas, celebrando a los gritos que el 12 de noviembre se había convertido «en el día de la liberación de Italia».

Decenas de personas llevaban carteles que decían «¡Finalmente!» o «Gracias, presidente Napolitano», «In galera, in galera» (a la cárcel). Muchos grupos se juntaban para cantar el himno nacional y la canción partisana antifascista «Bella Ciao». Una orquesta sinfónica con un coro, instalado en la calle frente al Quirinal, tocó y entonó varias veces el «¡Aleluya!» de Haendel, coreado también por la multitud. En la plaza frente al majestuoso palacio se organizaron columnas de jóvenes que bailaban la conga, reían y hasta lloraban.

Berlusconi había ingresado al Palacio a las 21 hora local para su cita con el presidente Napolitano. El premier, que lucía muy abatido, salió unos minutos antes de su residencia del Palacio Grazioli por una salida secundaria. Pero una multitud que también allí se había desplegado, lo corrió gritándole «buffone, buffone!», «andate a casa» y cosas peores. El griterío y los abucheos se abatieron también sobre los ministros y dirigentes del partido de Berlusconi, quienes abandonaron de prisa el lugar. Algunos hicieron gestos con el dedo medio a los contestadores, que reían y les retrucaban el insulto.

Berlusconi llevó al presidente Napolitano no solo la renuncia sino también las condiciones que había fijado su estado mayor, profundamente dividido, para apoyar el gobierno de emergencia presidido por Mario Monti, que hoy recibirá el mandato de organizar el nuevo Ejecutivo por parte de Napolitano. Il Cavaliere dijo que su partido pretendía que Monti gobernara con el auxilio de ministros «técnicos» por un tiempo y un programa limitados.

Durante buena parte de la jornada, el centro de gravedad de la jornada fue el palacio de Montecitorio, sede de la Cámara de Diputados. Los diputados consideraron y aprobaron a tambor batiente la media sanción que faltaba de la «ley de estabilidad», con las medidas anticrisis que impusieron la Unión Europea y el FMI a Italia como condición para purificar las cuentas públicas, afrontar un plan de crecimiento y poder así bajar drásticamente el déficit del presupuesto y la gigantesca deuda pública de 1,9 billones de euros (el 120% del PBI).

El miércoles el país quedó al borde de la bancarrota al descontrolarse el aumento de las tasas de interés, que llegaron a un 7,70%, un nivel que hacía imposible a Italia financiarse autonómamente. La intervención dramática de Napolitano –que nombró senador vitalicio al economista Monti, en una clara indicación de que sería el sucesor de Berlusconi– más el anuncio de la rápida aprobación de la ley de estabilidad seguida de la dimisión del premier, calmó la ansiedad de los mercados. Italia es la tercera potencia económica de la Eurozona después de Alemania y Francia.

Berlusconi almorzó ayer con su sucesor y pretendió que al gobierno fuera incorporado su brazo derecho, Gianni Letta. También buscó seguridades en el área de la Justicia, pues il Cavaliere teme que ahora se aceleren los procesos penales en su contra por casos de corrupción y los escándalos sexuales que lo han visto protagonista.

Se espera que el lunes los mercados demuestren su apoyo a la nueva realidad italiana y que Monti, que fue comisario de la UE por diez años, pueda elegir su gabinete ministerial y obtener un vasto respaldo político en el Parlamento. El partido Democrático, principal fuerza de la centroizquierda, y los centristas del Tercer Polo, anunciaron su apoyo total. Hasta ahora, sólo la separatista Liga Norte, el principal aliado de Berlusconi, anunció su decisión de pasarse a la oposición. Pero también una parte importante del partido de Berlusconi se opone a Monti y reclama elecciones anticipadas.

Clarin