El kirchnerismo se impuso en Río Negro y desplazó a la UCR – Así, logró desplazar al radicalismo de la gobernación, luego de 28 años de mandatos ininterrumpidos. El peronismo consiguió anoche un resultado desconocido para la historia política rionegrina de las últimas décadas: el candidato a la gobernación Carlos Soria, con la boleta del Frente para la Victoria, se impuso al postulante radical, César Barbeito, y arrebataba así al radicalismo la única gema que conservaba intacta desde hace 28 años.
Desde 1983, cuando la UCR llegó a la gobernación de Río Negro subida a la ola del triunfo de Raúl Alfonsín, siempre hubo un radical sentado en el sillón principal de Viedma. Para la provincia, al menos para la sociedad política, será un gran cambio. No está claro aún si ese mismo cambio será tan impactante para la Casa Rosada, que no tenía nada para perder ayer: los dos candidatos más votados, Soria y Barbeito, prefieren etiquetarse hoy como kirchneristas .
Anoche, cuando la tendencia hacía visible la excelente elección del PJ, la Presidenta de la Nación llamó a Soria. «Era hora, lo felicito. Yo me imaginaba cómo era el final, pero no pensé que iba a ser tan bueno», le dijo. Soria relató con orgullo esa conversación ante este diario. Esa cordialidad no existió siempre entre ambos: Cristina Kirchner fue quien denunció que Soria espiaba a su familia cuando el rionegrino dirigía la SIDE en el gobierno de Eduardo Duhalde.
Peronista ortodoxo, Soria no cae bien en los sectores del kirchnerismo que se describen como progresistas . Algo de ello sabe el hoy intendente de General Roca. Anoche, eufórico por una elección que consideró histórica, atacó a quienes llamó «intelectuales de papel que pensaban que el Frente para la Victoria y la Concertación -así se llama la alianza que encabezan los radicales- son lo mismo». «Quedó claro que no son lo mismo», dijo satisfecho ante Clarín , con la camisa celeste transpirada por los abrazos que recibía de los dirigentes que esperaron por décadas sacar a la UCR de Viedma. Entre ellos se encontraba el senador nacional Miguel Pichetto, a quien Soria considera acaso su mayor aliado hoy, tras años de mostrarse en veredas distintas del PJ provincial.
A pocas cuadras del centro de cómputos que montó Soria en la calle más céntrica de General Roca, el radicalismo admitía su derrota desde el comité de la UCR.
«La tendencia es irreversible» , dijo Barbeito poco después de las 10, cuando se habían contado el 30 por ciento de las urnas de la provincia, que tiene un peso del 1,5% en el padrón nacional.
Desde la mañana, Soria en persona se había encargado de calentar el clima del día electoral. A las 11, poco después de votar junto a su hijo Martín -que será su candidato a intendente en Roca- se paró en el patio de entrada de la escuela y, sin preguntas, sacó una boleta con su nombre pero con el número de lista cambiado y denunció al radicalismo por la adulteración: «Este es un partido que se ha acostumbrado a robar, así que no me sorprende que hagan estas cosas».
Fue el gobernador Saiz el que salió a responderle media hora después. Adoptando el vocabulario pendenciero de su rival, Saiz consideró que esa clase de denuncias son propias de «maricones» .
A esa misma hora, su candidato y ex ministro de Educación, César Barbeito, ya había votado en El Bolsón. Después, viajó a Roca, donde esperó el resultado de la votación junto al gobernador.
A pesar de las diferencias de origen y estilo, Barbeito y Soria comparten su adhesión al kirchnerismo .
Barbeito es radical K por herencia, ya que su mentor político decidió aceptar la convocatoria de la Casa Rosada desde los primeros años del gobierno del matrimonio Kirchner, y Soria se cosió en la solapa el sello K en los últimos meses , a pesar de que no comparte muchas de las políticas de la Casa Rosada.
En el Gobierno nacional se callaron las duras críticas que hacían a Soria – lo consideraban un duhaldista encubierto – y apuntalaron su campaña con las visitas de Amado Boudou y Alicia Kirchner. Anoche, el ministro del Interior, Florencio Randazzo, llegó a General Roca a mostrarse junto a Soria. El rionegrino, decidido a dar una y otra vez muestras de su fe kirchnerista, retrasó su acto para poder salir junto al visitante en las fotos.