Noruega: Dicen que el asesino es loco y no comprende lo que hizo – «Vive en una burbuja, no demuestra signo alguno de piedad» y posee «una visión nada realista del mundo», agregó. Geir Lippestad, abogado del asesino confeso Anders Behring Breivik, miembro del Partido Laborista noruego y antiguo defensor de un ultraderechista que mató en 2001 a un joven noruego de origen africano de 15 años, dijo ayer que su cliente está loco, pero de todos modos aclaró que no alegará esos problemas sicológicos ante la Justicia. Según Lippestad, su cliente es «demente» y, si los psiquiatras que deben estudiarlo opinan lo mismo, no podrá ser condenado a prisión.
Breivik, quien reconoció que puso el coche bomba en las oficinas gubernamentales en Oslo y fue el autor de la masacre de jóvenes en la isla de Utoya, «detesta», según su abogado, «a todos los que creen en la democracia y no muestra ninguna señal de conmiseración «.
«Piensa –continúa su abogado– que está en guerra y que cuando uno está en guerra, puede hacer ese tipo de cosas sin reconocerse culpable». Eso hace que «no pueda ser condenado a prisión» si los exámenes psiquiátricos muestran que es un enfermo mental. El abogado prometió ayer que dejará el caso si su cliente no acepta someterse a los exámenes psiquiátricos.
Además, sostuvo que su cliente «no demuestra signo alguno de piedad» y posee una «visión nada realista del mundo».
El letrado aseguró ante los periodistas que Breivik «vive en una burbuja , odia a cualquiera que no sea un extremista, a cualquier demócrata que defienda los valores democráticos».
El abogado también informó que Breivik había tomado drogas antes de actuar para sentirse «fuerte, eficiente y despierto». Lippestad dijo que su cliente es «muy frío» aunque «hablador» y que considera que su matanza es el primer paso de una cruzada europea , que continuará a través de dos células terroristas ya preparadas para ello en Noruega y otros grupos en el continente europeo.
La agencia Reuters entrevistó ayer al psiquiatra forense noruego Yngve Ystad, quien dijo que «es muy arriesgado hacer predicciones en este caso, pero no creo que le declaren enfermo mental. Planeó el crimen con mucho tiempo y no ha sufrido alucinaciones o alteraciones graves». Ystad añadió que tomar drogas no exime de responsabilidad penal en Noruega.
El abogado también contó su experiencia. Cree que aunque sea un caso casi imposible, tiene que defender a Breivik porque es su «trabajo y lo haré porque creo en el sistema democrático».
De darse ese hipotético diagnóstico médico de enfermedad mental, Noruega se enfrenta al riesgo de no poder condenar a la cárcel a quien ha provocado la mayor matanza del país desde la Segunda Guerra Mundial. Y aún en caso de ser declarado apto para ser sometido a juicio, sólo podría ser sentenciado a 21 años de prisión. Eso ha hecho que las autoridades judiciales estén buscando la fórmula de acusarlo de crímenes contra la humanidad, cargo que podría subir la pena hasta 30 años. Así lo explicó ayer el fiscal Christian Hatlo al diario noruego Aftenposten . Un portavoz policial dijo que la Policía «ha invocado el artículo 147 del Código Penal noruego, que trata de terrorismo, pero no excluyó recurrir a otras disposiciones».
Por ahora Breivik no es más que «sospechoso oficial», ni siquiera se le han imputado cargos, porque el sistema judicial noruego no permite imputar cargos penales hasta que la investigación está terminada.
Por otra parte, la Unión Europea se va moviendo poco a poco. Después de que el presidente español Rodríguez Zapatero invocara la posibilidad de celebrar una cumbre europea en Oslo para hacer un acto de «reafirmación democrática» y mostrar el apoyo de la UE al gobierno noruego, la Presidencia semestral de la UE -que ostenta Polonia desde el 1° de julio- anunció ayer que celebrará, «lo antes posible», una reunión de los servicios antiterroristas europeos a la que invitará a sus socios noruegos.
Fuente: Clarín.com