Europa admite por primera vez que Grecia se encamina al default – El organismo rechaza esta alternativa porque teme un efecto contagio en otros países de la UE también en crisis. La Eurozona, impotente ante el contagio de la crisis a Italia y España, da pasos hacia el abismo. Los ministros de Finanzas de la zona euro se mostraron de nuevo ayer incapaces de acordar cómo hacer participar a los tenedores privados de bonos griegos en el segundo plan de rescate a Grecia. El desacuerdo enerva a los mercados financieros y pone contra las cuerdas a Roma y Madrid. Y, en la desesperación, se empiezan a romper tabúes. El ministro holandés de Finanzas, Jan Kees de Jager, dijo ayer –nunca un ministro europeo había sido tan claro– que la Eurozona ya no descarta el default griego.
Jager reconoció que los ministros están ante una «contradicción», porque apoyan la participación de los tenedores de bonos pero descartan cualquier salida que se entienda como una reestructuración. Jager lo simplificó: la Eurozona «ya no lo descarta» –el default– y aunque el BCE ve esa opción como un trago de aceite de ricino, no aparecen más alternativas a la vista.
España, que ve como se acerca al agujero negro que ya se tragó a Grecia, Irlanda y Portugal, busca culpables. El presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, dijo ayer –sin por supuesto citar a nadie– que los grandes países del euro tienen que asumir sus responsabilidades.
Además, criticó que, cuando Alemania inició el debate de la participación de los bancos en el rescate griego, abrió una caja de pandora que nadie sabe cerrar y que está agravando la crisis.
Para Rodríguez Zapatero, los mercados sólo se calmarán «si todos los países de la zona euro asumen su responsabilidad y de modo particular los países más poderosos».
Las bolsas cerraron ayer casi planas tras un arranque estrepitoso . El diferencial de los bonos italianos y españoles con los alemanes batió récords. Los italianos llegaron a 339 puntos por encima de los germanos aunque bajaron al final de la sesión, pero siguen en tasas insostenibles para refinanciar una deuda pública que sobrepasa el 120% del PBI.
Las bolsas se recuperaron por los rumores de que el Banco Central Europeo estaba comprando deuda de España e Italia y después de que el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, apuntara a la posibilidad de una cumbre extraordinaria para este mismo viernes, exclusivamente dedicada a la crisis de las deudas que sufre el Viejo Continente.
La cumbre no estaba confirmada al cierre de esta edición porque Alemania no ve la urgencia, pero Van Rompuy quiere que sea el viernes por la tarde, justo después de que la Autoridad Bancaria Europea publique los resultados de las pruebas de resistencia a 91 bancos europeos y con los mercados financieros cerrados hasta el lunes.
El momento de la verdad para la Eurozona se acerca.
Grecia no puede pagar sus deudas . De eso no hay duda, pero los dirigentes europeos han ido arrastrando los pies hasta que la crisis, como una metástasis, empieza a afectar a órganos vitales.
Y las calificadoras lo amplifican, con una nueva bajada ayer de la nota de la deuda irlandesa, esta vez por parte de Moody’s.
La opción «suave» –como indicó hace más de un mes Jean-Claude Juncker, presidente del Eurogrupo– consistía en que los bancos, aseguradoras y fondos de pensiones e inversión aceptaran voluntariamente un canje. Las agencias de rating avisaron de que lo entenderían como un default selectivo y el mecanismo quedó descartado.
El canje voluntario que se propuso hace una semana –y no gustó a las todopoderosas agencias de rating- podría ser pronto un canje obligatorio. Esta cacofonía agrava la crisis y es la prueba de que la falta de un liderazgo claro y el mirar más hacia la política nacional que hacia el proyecto común europeo están arrastrando al euro a un callejón de difícil salida.
Si sale adelante la opción del canje –contra la opinión del BCE– las agencias de rating declararán a Grecia en default y el BCE tendrá que violar sus propias normas para aceptar bonos griegos como garantías para seguir financiando a la banca helena.
Un default griego implicaría, además, que se active el cobro de los «credit default swaps», seguros contra impago de deuda, negociados en el mercado secundario y sin apenas regulación.
Según muchos analistas, esto podría provocar tal tormenta que la caída de Lehman Brothers sería como un plácido día de primavera.
Fuente: Clarín.com