Los ministros de la Unión bloquearon la entrega de 12.000 millones de euros, cifra con la que los griegos evitarían el default.

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Fuerte presión de la UE a Grecia: demora la ayuda y exige más ajuste – Para liberarla, exigen que en dos semanas el Congreso de Atenas apruebe más recortes sociales y privatizaciones.

El gobierno griego tiene dos semanas para convencer a su Parlamento de que la única forma de evitar un default descontrolado es aprobar el endurecimiento del plan que ajuste que exige Bruselas y que implica más recortes sociales, más impuestos y un plan de privatizaciones de 50.000 millones de euros en cuatro años.

No importan los «indignados» que se agolpan en la plaza Syntagma de Atenas. Esa es la condición que puso ayer la Unión Europea a Atenas para seguir manteniéndola con vida. Los ministros de Finanzas del euro se reunirán de nuevo el domingo 3 de julio para valorar si Grecia ha hecho lo exigido.

De ser así, aprobarán la entrega del quinto tramo del plan de rescate –otros 12.000 millones de euros con los que Grecia aguantará hasta finales de verano– a la vez que empezarán a estudiar las condiciones de un segundo plan.

Si Grecia no cumple lo exigido tal vez tengan que desdecirse, porque la quiebra de Grecia podría provocar un efecto contagio en Europa que hundiría a los bancos y provocaría otra crisis financiera global.

En la madrugada de ayer hubo charlas de los ministros de Finanzas con sus homólogos del G7. Y el FMI dijo ayer que «el fracaso en la toma de las medidas necesarias podría expandir las tensiones rápidamente al corazón de la zona euro y provocar importantes repercusiones mundiales» (ver aparte).

El Parlamento griego debe votar las nuevas medidas el martes 28 de junio. Y aunque el primer ministro cuenta con una mayoría suficiente –155 de 300 diputados– en las últimas semanas ha habido dudas entre miembros del partido gobernante, el Pasok, que ven cómo la calle griega protesta desesperadamente contra unas medidas muy impopulares que ya tumbaron al ministro de Finanzas, Yorgos Papaconstantinou, muy bien considerado en Bruselas.

Su sustituto es Evangelos Venizelos, hasta ahora ministro de Defensa y peso pesado en el partido gobernante, pero sin experiencia económica ni internacional.

El ministro belga de Finanzas, Didier Reynders –un veterano de estas reuniones– reconocía ayer que las condiciones impuestas a Atenas «aumentan la presión»y recordaba que los europeos no confían del todo en los griegos «porque hay precedentes, conocimos estadísticas falsas en Grecia, muchas dudas, creo que hay que estar seguros de que todo el mundo va a aplicar el plan» de ajuste.

Así que ni un euro más a Atenas hasta que los diputados helenos voten. El alemán Wolfgang Schäuble recordó «la responsabilidad de Grecia» y el jefe de los ministros de Finanzas del euro, el luxemburgués Jean-Claude Juncker, habló del «carácter crucial» de la votación del Parlamento griego.

El primer ministro heleno, Yorgos Papandreu, someterá hoy al Parlamento una moción de confianza. Espera así tranquilizar las aguas unas semanas y poder cumplir con lo que le exige Bruselas. Ayer, de visita en la capital comunitaria, aseguró que su país está «determinado» a hacer todo lo necesario para evitar el default.

La intervención europea en los asuntos griegos roza la humillación. Una delegación de la «troika» –Comisión Europea, Banco Central Europeo y FMI– viaja hoy a Atenas para comprobar que el texto que voten los diputados griegos es el que quiere Bruselas.

El comisario europeo de Economía, Olli Rehn, justificó ayer esta misión y dijo que estaba seguro de que «Grecia será capaz de tomar las decisiones necesarias, porque la otra solución –en referencia al default– sería peor». Rehn reconoció que «el hartazgo de las reformas es visible en las calles de Atenas y Madrid», pero añadió que hay «cansancio de ayudas»en los países del norte de Europa.

Si todo va bien, Grecia sobrevivirá hasta finales de verano. Europa gana así tiempo para que sus bancos se preparen y los otros países amenazados se alejen de Grecia. En otoño tendría que llegar el segundo plan de rescate, a la vista del fracaso del primero, que sumó 110.000 millones de euros.

Lo que sobra de ese dinero –45.000 millones– se uniría a 28.000 millones de privatizaciones helenas, 30.000 millones de la «participación voluntaria» de los tenedores de bonos griegos en una fórmula aún por definir y 20.000 millones de nuevos fondos de la UE y el FMI.

Los mercados parecen esperar a ver qué hace Grecia. Las bolsas europeas arrancaron ayer con pérdidas, pero las moderaron luego. El diferencial de las deudas española e italiana frente a la alemana –la más segura– subía a primera hora pero acabó cerrando a los mismos niveles de la semana pasada. El euro, tras tocar los 1,42 dólares cerró por encima de 1,43.

Fuente: Clarín.com

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