Boca festejó con Palermo como héroe y dejó a River con mucha preocupación – Los de Jota Jota López se quedaron sin nada y con serio riesgo de caer en Promoción. Una tarde histórica. Para Boca, porque le ganó el Superclásico a River y lo dejó muy comprometido con la Promoción. Pero también para River, porque la derrota lo dejó cara a cara con el Fantasma del descenso. Y también para Martín Palermo. El Loco fue la gran figura del clásico, En su última gran batalla, el Titán fue titánico. Marcó un gol gol, de cabeza -sana costumbre-, y le salieron todas. Tiró caños y tacos, pero además se bancó a toda la defensa de River y fue el mejor defensor de Boca para alejar el peligro en cada córner.
Boca lo empezó a ganar de entrada, por empuje y por corazón, pero con poco fútbol. El 4-3-1-2 de julio Falcioni fue práctico, pero sin brillo. En el primer tiempo el equipo le jugó un pleno a la cabeza de Palermo. Y Martín respondió. Bajó casi todos los pelotazos que le tiraba Lucchetti desde la otra punta. Así, en los primeros diez minutos Boca generó cierto peligro sobre el arco de Carrizo. Primero con un par de desbordes de Pablo Mouche, y después con una doble pared entre Riquelme y Monzón por izquierda. Sin embargo, Boca se fue apagando. Alexis Ferrero le tomó el tiempo a Palermo y la pelota volvía rápido al campo local.
Entonces creció Erik Lamela, que arrancó sobre la izquierda, para jugar a la espalda de Clemente Rodríguez. El diez de River puso la pelota bajo el botín zurdo y Somoza, perdido, no podía frenar la calidad del enganche visitante. River empezó a manejar la pelota con Almeyda, Acevedo y Ferrari. Pero no pudo llegar con claridad al área de Lucchetti.
Dos jugadas polémicas. River abrió a la defensa local con pelotas largas a las espaldas de los centrales Insaurralde y Caruzzo. Entonces fue primero Pavone el que habilitó a Lamela. Y cuando el Zurdo se preparaba para rematar al gol, Insaurralde lo cruzó en el área. ¿Penal? No para Patricio Loustau. La segunda fue un pase en profundidad para Funes Mori y Pavone, que se metían al área con pelota dominada y sin marca. ¿Fue off side? Sí, para el segundo asistente.
Parecía que River se acomodaba mejor en el partido, a pesar de haber perdido a Jonatan Maidana, el ex Boca y héroe del Superclásico del torneo pasado, en el Monumental. Le dejó su lugar a González Pírez, por culpa de una lesión. Pero la Bombonera empujaba y Boca también. A los 27, Monzón recuperó una pelota por izquierda y Mouche ganó el córner. El zurdo envió el centro desde la izquierda. Carrizo dudó, Monzón se anticipó y entre los dos marcaron el primer gol de Boca. Una piña en el mentón de River.
La pelota parada fue clave para Boca, que le costó y mucho penetrar a la defensa rival a través del juego asociado. Y con otro tiro libre llegó el golpe del nocaut. Mouche recibió la falta cerca del área, por derecha. Riquelme dio las indicaciones, pero fue el zurdo motra vez el que tiró el centro. Rechazo, Colazo que la devuelve al área y Palermo solo, de cabeza, definió por encima de Carrizo para poner el 2-0 y que explote la Bombonera.
El segundo tiempo estuvo de más. Boca se defendió bien, a pesar que en los primeros minutos Insaurralde salvó a su equipo sobre la línea ante una gran definición de Pavone. River chocó contra un Boca sólido y seguro, y también contra sus propias limitaciones, esas que lo dejaron casi en Promoción. Para el final quedó la expulsión infantil de Almeyda, en el quinto minuto de descuento, por una pelea con Clemente, quien también vio la roja. Luego, el capitán de River saldría besándose la camiseta en un duelo personal con la hinchada de Boca.
Y la fiesta quedó servida para Boca y una Bombonera repleta que se regocijó con la despedida de su goleador histórico de la historia de los Superclásicos, como figura y con el gol que aseguró el triunfo. Cuando Falcioni lo reemplazó para que ingrese Viatri no hubo un hincha que no lo ovacionara de pie. Todavía le quedan algunos partidos al Titán, pero la despedida grande fue esta tarde. Salió caminando, con los brazos en alto y desbordado por la emoción. Una leyenda viva que se retiró a lo grande del clásico de clásicos.