En Lorca, Murcia, hubo ocho muertos, decenas de heridos y graves daños materiales.

Conmoción por dos sismos que golpearon el sur español –  Temen más víctimas fatales. Miles de personas pasaron la noche a la intemperie por miedo a nuevas réplicas. «Acababa de entrar en casa y todo se me ha empezado a caer encima. Nos hemos asustado y con mi hija, que está embarazada, hemos salido a la calle. La escalera estaba totalmente abierta. Se había caído el techo del edificio de enfrente y también el del centro médico», relata Rosario, al borde de una crisis de nervios. Jesús, que vivió el drama en el polígono industrial donde trabaja, contó: » Esto es un caos . Hay edificios agrietados y todo el suelo está lleno de cascotes y cornisas». La tragedia golpeó ayer la ciudad murciana de Lorca, de 80.000 habitantes, al sureste de España, con dos terremotos que dejaron al menos ocho muertos, decenas de heridos, graves daños materiales y 10.000 damnificados . Anoche, miles de personas aguardaban angustiadas en las calles o en lugares públicos, temerosos de nuevas réplicas.

Fueron dos movimientos sísmicos. El primero con una magnitud de 4,4 grados en la escala de Richter, seguido por otro de 5,2. Es el terremoto que más víctimas ha causado en España en los últimos 50 años. Se produjo en una zona donde ya hubo numerosos movimientos, aunque ninguno ha sido tan dramático como el de ayer.

El epicentro se localizó al este de Lorca y se sintió en varias poblaciones de Murcia, como la capital, Cartagena y Aguilas, e incluso repercutió en Almería, Jaén, Málaga, Granada y Sevilla.

La onda expansiva también se notó en Madrid , donde hubo un centenar de llamadas de auxilio. Los que más sintieron aquí el sismo fueron los vecinos que viven en edificios altos, donde se movieron las lámparas y se corrieron los muebles. No hubo heridos ni daños materiales.

El alcalde de Lorca, Francisco Jódar, dijo que «la gente no quiere volver a su casas» y señaló que la gran mayoría estaba angustiada por temor a posibles réplicas.

La situación, al filo de la medianoche, era caótica, por la gran cantidad de vehículos de ayuda (ambulancias, patrulleros, bomberos, camiones con alimentos y carpas), algunos de los cuales hacían sonar insistentemente sus sirenas para abrirse paso.

Al mismo tiempo, muchos automóviles trataban de salir de la ciudad, en medio del pánico generalizado. Habían sido unas horas dramáticas: el primer sismo golpeó a las 17,05, causando alarma y muchos daños. Pero el terror se desencadenó cuando a las 18,47 se produjo otro movimiento de 5,2 grados.

Al principio se creía que era una réplica del primer movimiento, pero la vastedad de los daños revelaron que se trataba de un nuevo terremoto. La gravedad creció porque este segundo sismo se produjo en un nivel mucho más superficial que los registrados anteriormente y el epicentro se registró a una distancia cercana a Lorca.

Varios edificios se derrumbaron completamente, la torre del campanario de una Iglesia cayó al suelo con algunas campanas y en un hospital hubo daños, lo mismo que en un asilo de ancianos.

Ambos edificios tuvieron que ser evacuados con la ayuda de numerosas ambulancias e improvisados transportes que llevaron a los enfermos a otros hospitales murcianos. «La gente gritaba aterrorizada y había calles cubiertas por cascotes y una gran polvareda», relató el delegado del gobierno, Rafael González Tovar.

La gente dejaba sus casas para correr hacia parques y otros lugares públicos como escuelas o polideportivos. Al anochecer, muchas zonas de la ciudad se habían convertido en un campamento de refugiados con precarias carpas y algunos alimentos que comenzaban a llegar desde ciudades cercanas, y otras comunidades como la de Cataluña.

Varios centros comerciales, contactados por el alcalde, comenzaron a hacer llegar a los vecinos agua, comida, mantas y otros elementos para aliviar su situación.

El gobierno activo la Unidad de Emergencia con unos efectivos que pueden llegar hasta los 360 militares y decenas de vehículos de apoyo.

Las comunicaciones, sobre todo los teléfonos móviles, colapsaron por los daños causados en líneas y torres de transmisión. La compañía Telefónica envió varios equipos de reparaciones que continuaban anoche trabajando sobre los sistemas dañados.

Temerosos de que hubiera nuevas réplicas, los vecinos pasaron la noche en espacios abiertos a los que se llevaba todo tipo de ayuda. Una gran nave de la Feria de Murcia fue habilitada para albergar a 10.000 personas. Los refugiados, todavía conmovidos por los terribles momentos que habían vivido, evocaban sus experiencias. «Fue un movimiento fortísimo, todos comenzaron a gritar, los muebles se caían, parte del techo se vino abajo. La pasamos muy mal . El griterío de la gente era lo más difícil de soportar. Quedamos confundidos, atontados».

Además de la Iglesia y el asilo de ancianos, se cayó el techo de la Iglesia de la Virgen de las Huertas. También hubo daños importantes en el histórico castillo de Lorca y se cayeron las cornisas del Palacio de San Julián.

Murcia se encuentra en la zona más sísmica de España. El director de la red sísmica del Instituto Geográfico Nacional, Emilio Carreño, explicó que en el lugar hay «fallas cortas en dirección este–oeste y noreste–suroeste». El geólogo José Antonio Sánchez señaló que una falla de fricción recorre el espacio entre Orihuela y Granada. «Las placas tectónicas euroasiática y africana se encuentran en ese punto y se desplazan de forma lateral. Es una fralla activa que está en movimiento y la energía que se produce por la fricción entre las dos placas produce terremotos en la zona».