Fuertes combates por el control de la ciudad natal de Kadafi – En tanto, las fuerzas aliadas bombardeaban la zona. El lugar es un punto clave en la ofensiva final hacia la capital, Trípoli. El frente de la guerra en Libia se acercó peligrosamente a Trípoli y aletea ya ominoso sobre la ciudad natal del dictador Muammar Kadafi. Todo parece encaminarse a un final más rápido de lo que se previa, aunque siempre aquí es difícil hacer apuestas. Lo cierto es que la tensión ha crecido porque tomar Sirte es para los rebeldes casi tan importante como llegar a la capital.
Es un golpe psicológico tremendo para ellos y demoledor para el régimen que pelea ahora contra la pared para mantener un poder que retiene desde hace 42 años. Por eso anoche había fuertes combates a las puertas de esta ciudad, sobre todo en la carretera de ingreso.
En Bengazi, los voceros del gobierno rebelde, seguros de que no habrá problemas para remover los últimos escollos hacia el blanco final, decían ayer que la batalla más importante será en Trípoli, no en Sirte, y sostenían que eso no demorará. Sin embargo ahí el apoyo aéreo de los aliados, que ha sido clave hasta ahora para los éxitos de los rebeldes, tendrá una relativa importancia debido al tamaño de la ciudad y el enorme poderío militar que concentra el régimen.
En Ben Jawad, cerca de esta ciudad de Ras Lanuf, más de un centenar de milicianos hacían ayer el coro de consignas y saludos para despedir a las camionetas artilladas de las milicias revolucionarias que seguían por la ruta hacia el oeste. Esa ciudad, a unos 450 kilómetros de Bengazi, es la última etapa importante en el rumbo de Sirte donde ayer a la madrugada hubo intensas rondas de bombardeos por los Rafale franceses y los Tornado británicos sobre blindados del régimen y bases militares.
Este lunes por todo el este del país corrió la versión intensa de que el lugar donde vino al mundo Kadafi ya era parte del poder rebelde, pero luego la información se fue moderando y se supo que se combatía en las puertas de la ciudad.
Lo cierto es que varios testigos vieron en la noche del domingo una larga caravana de camiones con blindados, vehículos artillados y muchos autos civiles, escapando de la ciudad rumbo a Trípoli, como si algo hubiera sucedido entre los defensores de la ciudad tras la pérdida en cuestión de horas de todos los mayores puertos petroleros que la dictadura había conquistado esta tres últimas semanas.
Esas fuentes, entre ellos vecinos de Sirte, dijeron por teléfono a sus parientes y amigos en Bengazi que el sábado por la noche era común ver muchas patrullas de soldados del régimen con sus banderas verdes en la ciudad, Pero el domingo, cuando cayó el sol, no había nadie, el lugar estaba vacío de esa soldadesca y no se entendía bien qué había motivado un cambio tan radical. Poco después se supo que en la ciudad, donde está una de las bases militares más importantes de la dictadura, había bolsones de resistencia y se escuchaba el cruce de cohetes .
Las especulaciones por toda Libia, se multiplicaban. La noción más fuerte era que el panorama estaba cambiando debido a las dificultades de la situación relativa de las tropas de Kadafi, sin poder naval, ni aéreo y sin capacidad para mover sus blindados porque son blanco inmediato de los aviones de los aliados. Ese frente multiplicado acorrala a los soldados del régimen y promueve, particularmente entre los mercenarios contratados por la dictadura, la urgencia por escapar. «Para ellos es una cuestión de negocios», sintetiza el taxista que nos lleva de un punto al otro del frente. El propio ministro de Defensa de EE.UU., Robert Gates, remarcó este fin de semana cómo están las cosas: «hemos eliminado la capacidad de Kadafi de mover sus armas», sostuvo.
Sin embargo, no todo está tan sencillo para los revolucionarios. En Misrata, la tercera ciudad en tamaño del país y a unos 150 kilómetros de Trípoli, seguían los combates que desde hace más de diez días están desintegrando poco a poco a esa población. En la noche del domingo al lunes hubo otros nueve muertos civiles, aparentemente por la acción de francotiradores. Pocas horas antes, los aviones aliados bombardearon posiciones de la dictadura en los alrededores de esa ciudad.
La acción del régimen y de los rebeldes también se sintió en Sabha, a unos 620 kilómetros al sur de Trípoli, que es una región que ha sido históricamente leal a la dictadura pero donde ha crecido un fuerte polo opositor.
Uno de los voceros del gobierno en Trípoli, Mussa Ibrahim, volvió a criticar ayer como «ilegal e inmoral» la acción de la OTAN que, sostuvo, está peleando del lado de los rebeldes.
La capital del país mostraba desde el domingo un aspecto diferente. Las calles en general con mucho tránsito, estaban casi vacías y los negocios cerrados. Una de las razones es que no hay casi combustible, debido a que los buques cisternas fueron bloqueados antes de llegar al puerto de Trípoli por las naves de la alianza atlántica. También hay problemas de aprovisionamiento de pan, pero esto además porque las panaderías se han quedado sin empleados en su mayoría inmigrantes que regresaron a su país.
La OTAN, entre tanto, se hizo completo cargo de la operación que será en adelante dirigida por un general canadiense. Turquía afirmó su intención de mediar en el conflicto porque, dijo, tiene acceso de comunicaciones con los dos bandos.
Fuente: Clarín.com