Es el puerto petrolero de Ajdabiya, una llave geográfica entre el este y el oeste.

Kadafi retrocede y los rebeldes retoman una ciudad estratégica – La milicia opositora controla la ciudad tras una semana de batalla y gracias a bombardeos previos de la OTAN. Ahora le apuntan a Brega y Sirte, cuna del dictador. En un giro de enorme impacto para el futuro de esta guerra, los rebeldes arrebataron ayer al régimen el control de Ajdabiya, una ciudad estratégica a dos horas de ruta desde Bengazi. Fue el resultado de una semana de batalla sangrienta entre las milicias desarrapadas y mal armadas de la rebelión y más de un centenar de hombres del régimen –entre libios y mercenarios serbios– que quedaron atrapados en una virtual ratonera con sus blindados y mejor armamentos pero con las vías de suministro cortadas.

El impacto de la victoria lo cubrió todo y era un griterío ayer la ciudad y su entorno. Los revolucionarios cantaban y hacían ruido con cualquier cosa que llegaba a sus manos, también disparando al aire.

Había gente incluso llorando bajo el sol del mediodía . «Tengan cuidado, mucho cuidado porque hay algo de actividad adentro, hay francotiradores», dice Ahmed, con su ropa con los colores de camuflaje manchadas y rasgadas. Es un jovencito, tiene un fusil en la mano y en banderola un lanzador de granadas antitanque. Se le ve la guerra en la cara, en los ojos cansados, el rostro quemado por el calor del desierto y una excitación que es la que lo mantiene de pie.

Dentro la ciudad era un concierto total. La gente que se quedó sacó las banderas tricolores de la revolución y celebraba el regreso de los rebeldes por esta ruta que va directo hacia Trípoli, un poco menos de mil kilómetros hacia el oeste. Un hombre que se identifica como Muhammed, que da órdenes y que dice venir de esa batalla, afirma que ahora descansarán y seguirán de inmediato hacia Brega, el importante puerto petrolero y gasífero que hace poco más de dos semanas permanecía en manos de la revolución. Es la escala previa a Ras Maluf, un punto clave porque es la última ciudad de importancia antes de Sirte, la ciudad natal del dictador Muammar Kadafi.

Hace poco más de dos semanas este enviado llegó hasta Ras Maluf y continuó unos pocos kilómetros más hacia el oeste, en una zona ubicada a menos de 80 kilómetros de Sirte, un blanco esencial cuyo valor simbólico se considera crucial para acorralar al régimen. Todo parecía despejado y en calma hasta que los barcos de guerra del líder libio abrieron fuego desde el sur y la artillería desde el este, encerrando la ciudad de la que hubo que huir. Desde entonces todo cambió. Los rebeldes, que habían abierto esa ruta, comenzaron a retroceder hasta Bengazi cuando el régimen lanzó una contraofensiva apoyada por barcos y aviones.

Pero el arenero militar sufrió otro giro radical el pasado fin de semana, cuando los cazas de Francia y Gran Bretaña impidieron que las tropas de Kadafi tomaran Bengazi y barrieron de este lado del país las caravanas de tanques y los camiones de la logística del ejército del régimen. En la noche del jueves al viernes durante más de siete horas, cazas Rafale de Francia y Tornado de Gran Bretaña lanzaron una lluvia de bombas y misiles sobre los tanques que custodiaban la puerta este y en parte la oeste de Ajdabiya. Esos bombardeos bloquearon el ingreso de municiones y víveres para estos soldados.

El viernes había múltiples informes que indicaban que tanto los militares libios del ejército kadafista como los mercenarios serbios de Ajdabiya querían rendirse , pero las condiciones que plantearon no fueron aceptadas. Los primeros querían hacerlo ante los más altos funcionarios del gobierno rebelde, temerosos de que sean asesinados por la milicia revolucionaria. Los otros demandaron que se les permita regresar de inmediato a su país, dijo en el lugar un coronel de la insurrección a este enviado.

La dura semana de combate dejó huellas en la ciudad , pero los rebeldes dicen que es mucho menos de lo que ha sucedido en Misarata, donde los choques son incesantes y toda la población es una ruina humeante. En esa ciudad, la única en el oeste en manos de los rebeldes, a unos 150 kilómetros de Trípoli, los blindados del régimen lograron ingresar esquivando la presión de la OTAN.

Entre tanto, una delegación kadafista demandó en un encuentro con la Unión Africana que la OTAN suspenda los bombardeos prometiendo cumplir con el cese del fuego. El organismo africano sostuvo que hay legitimidad en las demandas de los rebeldes y que Libia debe llamar a elecciones.

Fuente:
Clarín.com