Fue en el puerto petrolero de Ras Lanuf y en Al Sidra, al este del país , bajo control rebelde.

El petróleo en la mira: Kadafi bombardea pozos y refinerías – El ataque integró una ofensiva del líder libio, que volvió a atacar en Zawiya, junto a la capital. Trípoli y la insurgencia enviaron emisarios a la Unión Europea. Todo el cóctel posible de versiones sobrevuela esta capital rebelde de Bengazi, en un proceso de confusión que se ha ido acentuando con el paso de las horas y el virtual empate en el campo de batalla. Todo parece así irreal y manipulado y, como siempre ocurre en estos conflictos, la verdad es una especie ausente. Lo cierto es que los indicios muestran que en los dos frentes abiertos, oriente y occidente, las fuerzas del régimen han pasado a la ofensiva y los revolucionarios a la defensiva.

Así, ha quedado en el limbo la dudosa propuesta de una rendición formulada con condiciones por el dictador Muammar Kadafi. Lo que se ha visto, en cambio, es la reaparición en la televisión del líder libio, con actitud segura y promocionando que lo que existe es «un plan imperialista para apropiarse del petróleo libio». Es una retórica oportunista que olvida que Kadafi ha sido por años un «socio y amigo confiable de Europa» –según la definición del ex premier italiano Romano Prodi– y proveedor petrolero seguro del Viejo Continente y de EE.UU. Ayer Kadafi repitió, además, su amenaza de que el pueblo se va alzar totalmente a su favor en armas esta vez si efectivamente se produce un bloqueo aéreo.

Pero, al mismo tiempo que prometía dar batalla, Kadafi enviaba a Portugal y a Egipto a sendos emisarios , mientras delegados suyos volaban a Bruselas para hacer presión contra una intervención armada en Libia, tema que será tratado hoy en una cumbre del Consejo Europeo. Al margen de esta ofensiva diplomática, en el frente de batalla sus fuerzas hostigaron ayer por aire y tierra a las fuerzas rebeldes en el puerto petrolero de Ras Lanuf, donde arrojaron bombas contra pozos petroleros y una refinería importante en la ciudad vecina de Al Sidra. La acción provocó al menos cuatro muertos y 25 heridos, según admitieron los propios voceros rebeldes, que también enviaron a sus delegados a dialogar con los funcionarios de la Unión Europea en Bruselas.

Según voceros rebeldes, el bombardeo de Kadafi en Ras Lanuf destruyó una tubería que transporta el crudo a una refinería cercana. En Trípoli, Shukri Ghanim, presidente de la petrolera estatal libia, dijo que una importante explosión había ocurrido en un tanque de fuel diesel usado para generar electricidad en la vecina Al Sidra. También admitió que la producción de crudo había caído a medio millón de barriles diarios desde el tope de 1,6 millones producido antes del inicio de la rebelión.

Una acción igual de contundente sacudió a la ciudad de Zawiya, vecina de la capital Trípoli, al oeste del país, donde por primera vez ataques combinados de tanques y artillería lograron desalojar a los rebeldes del centro de la ciudad, quienes –según afirmaron– pudieron recobrarlo horas más tarde.

El sendero de declaraciones y versiones contradictorias de los rebeldes se ha convertido en una auténtica piedra en el zapato del gobierno provisional. Estas contradicciones, que los periodistas observamos aquí de modo cada vez más nítido, han ido escalando como consecuencia del desconcierto que ha producido la paralización de la ofensiva rebelde debido al consolidado contraataque lanzado por el régimen . La impresión aquí es que nadie sabe muy bien cómo seguir aunque en la calle se sigue disparando al aire como en los primeros días.

Este equilibrio de fuerzas no parece que pueda llegar a romperse al punto de que el régimen esté en capacidad de avanzar sobre Bengazi y descabezar el movimiento rebelde. En los últimos días, Kadafi ha venido usando cada vez más su fuerza aérea y eso es porque su poder en el terreno se ha mostrado menos de lo que se suponía. La célebre brigada Khamis –según EE.UU., la más entrenada y mejor provista– ha demolido la ciudad de Zawiya, pero demoró días en poder ingresar a su centro. Y lo hizo después de plantar 50 tanques y 200 blindados ligeros en ese pueblo. Una fuerza desmedida para vencer a un puñado de milicianos. «Necesitamos ayuda, militar o lo que sea», afirmó ayer el vice jefe de gobierno rebelde, Abdel Hafinh Ghoga. Y el problema es que también son enormes las dudas en Bengazi sobre si Occidente podrá ejecutar una efectiva zona de exclusión aérea. «Eso podría llegar a servir con los aviones, pero aunque se bombardeen los aeropuertos, ¿qué pasará con los helicópteros que son mucho más peligrosos? Nada», le dice a este enviado un vocero rebelde en la Corte Suprema de Bengazi.

Todas las debilidades están quedando sobre la mesa y son muchas. Los efectivos del ejército regular de Kadafi que se pasaron al campo revolucionario están intentando transformar a los guerreros en soldados para que no sea tan sencillo abatirlos. Pero es complicado debido a que es un ejército formado por civiles sin entrenamiento. Son médicos, estudiantes, empleados de oficina y muchos de ellos aprendieron a manejar sus fusiles por su propia cuenta. «Sólo saben que se dispara hacia adelante.

Acertar es otra cosa «, dice en un tono entre amargado e irónico Khalil, ex sargento militar.

Para peor, el armamento es muy antiguo, son partes de artillería soviética, hay tanques y ametralladoras vetustas que ellos usan como si tuvieran un poder del que, en verdad, carecen. Kadafi, por otra parte, desde que en Occidente le levantaron las sanciones, ha renovado su arsenal en Gran Bretaña y Alemania, de modo que sus problemas son menos de provisiones que de eficiencia. Entre tanto, la contraofensiva es salvaje . En el hospital de Ras Lanuf se reportó que han llegado cantidad de heridos, mucho de ellos en gravísimo estado, mutilados, sin piernas o sin algún brazo por la ferocidad de la desigual batalla que libran las camionetas civiles artilladas de los revolucionarios contra los tanques blindados del régimen.

Fuente: Clarín.com