River ganó una final y hundió un poco más a Huracán – Con la victoria, los de Jota Jota estiraron a siete la diferencia con el Globo, en Promoción, en la tabla de los promedios. La semana que viene, el Millonario tendrá otro partido clave ante Independiente. El fútbol no tiene secretos. Cuando un equipo juega bien, cuando sus jugadores se juntan y logran precisión en velocidad en tres cuartos de cancha rival y luego definen con justeza, es difícil que no se termine quedando con el triunfo. Y eso, pues, es lo que hizo River en ese cuarto de hora inicial del segundo tiempo. A partir de un estilo agresivo y con sentido de la profundidad, empezó a amigarse con una victoria que le hacía mucha falta para que el torneo Clausura no se le transformara de entrada en una carga demasiado pesada por la amenaza de la Promoción. Y lo terminó dejando desnudo a un Huracán que en el Monumental mostró demasiadas señales negativas juntas: limitaciones, temores, endeblez y un potencial más bien escaso como para aspirar a quedarse en Primera sin sufrir más de la cuenta. Justamente por esto último, River deberá darle a su primera alegría del torneo la justa medida: se quedó con tres puntos muy valiosos pero ante uno de los rivales acaso más débiles que le tocará enfrentar.
Sería demasiado simplista –y además injusto- adjudicarle el triunfo de River al cambio que Miguel Brindisi hizo tras el descanso: ingresó Claudio Guerra (delantero) y salió el pibe David Angeloff (volante izquierdo). Así, el dibujo táctico de Huracán sufrió una marcada modificación: Gastón Machín pasó de la derecha a la izquierda para tratar de tapar las escaladas de Paulo Ferrari, Darío Soplán se corrió al costado derecho, Rodrigo Battaglia (mostró algunos destellos de calidad) quedó como volante central y Cristian Maidana suelto, para tratar de conectarse con Guerra y Javier Cámpora. Pero Huracán no dejó de hacer pie por esa circunstancia, sino porque River encontró en una ráfaga la sintonía fina lo que no había logrado conseguir en aquel insulso primer tiempo.
Un desborde de Ferrari que Lamela no logró conectar con justeza fue el aviso. Y River dio a luz la apertura después de la mejor jugada del partido: Acevedo combinó con Pavone y éste lo dejó solo a Lamela. Si el pase de Pavone tuvo categoría, la definición de Lamela se pareció mucho a una exquisitez: cuando Monzón salió a achicarle el arco, se la tocó por encima con suavidad.
Advertido de que a Huracán la desventaja le resultó un mazazo porque de pronto se vio obligado a modificar su plan inicial, River siguió buscando con decisión. Lamela quiso devolverle la gentileza a Pavone con un centro bárbaro pero el cabezazo del ex Estudiantes salió por centímetros. Y un contragolpe desembocó en el 2 a 0: Lamela abrió hacia la derecha para Pavone, quien se la puso en la cabeza a Ferrari para el frentazo goleador.
En ese momento, el partido se terminó. Brindisi ensayó modificaciones tácticas corriéndolo a Maidana primero al costado derecho del mediocampo y después al izquierdo pero Huracán fue más de lo mismo: mucha voluntad pero nada de imaginación. Llegó con dos cabezazos de Cámpora que salieron desviados, pero la victoria de River nunca corrió riesgos.
A River le quedará cierta preocupación por su flojo primer tiempo, en el que así y todo creó cuatro situaciones de gol contra ninguna de su rival. Y la certeza de que esos primeros quince minutos del segundo tiempo se acercan bastante a lo que cualquier técnico pretende de su equipo.
Pavone se ganó el título de 6figura4 por las dos asistencias y porque fue él quien la bajó para el tiro de Lanzini que dio en el palo. Displicente al comienzo, Lamela jugó con otra intensidad en el complemento. Ferrari volvió a demostrar que puede ser una valiosa arma ofensiva y Acevedo y Almeyda también levantaron de una etapa a la otra.
River consiguió oxígeno y confianza. Pero sabe que lo que le queda por delante será bastante más exigente que el insípido Huracán que lo enfrentó ayer.