Egipto: Gobierno y oposición se alistan para una larga resistencia – En la plaza, los anti-Mubarak arman carpas para quedarse hasta que el dictador se vaya del poder. En Egipto hay un poderoso canal estatal que es prácticamente la única pantalla en el interior de este enorme país e influye fuertemente también en las ciudades.
Lo que la gente ve ahí bordea el escándalo informativo.
La rebelión que volcó la mirada del mundo a este país es ignorada o diluida, pero hay imágenes constantes de un presidente Hosni Mubarak aclamado o dirigiendo complejas reuniones de gabinete como si nada lo amenazara. Y se repite de modo crónico la extravagante versión oficial respecto a que esta protesta fue armada en el extranjero para «desestabilizar un gobierno popular exitoso».
Esa versión que defiende la idea de que Egipto es una democracia y que niega el fraude y el voto calificado que existen de modo rampante aquí, prende en algunos sectores, sobre todo los más humildes o especializados como hotelería o turísticos, que son los que más pierden por la parálisis económica y la inflación que soporta este país.
Es con esa gente, y el aparato enorme de seguridad que ha construido, que la dictadura confronta con la gigantesca rebelión que ayer, después de 13 días de agitación, entró en una meseta donde los dos bandos se disponen a medir su resistencia el tiempo que sea necesario.
«Si Mubarak se queda, habrá fracasado la revolución», brama desde la plaza de la Liberación en charla desde su celular con este enviado Tarek Shalaby, un bloguero de 26 años y figura del movimiento.
«Están tratando de dividir el país. Le dicen a la gente que cobramos plata de EE.UU., que queremos hacer un país terrorista. Y hay quienes creen demasiado lo que sale en la TV egipcia», dice.
–El país parece serenarse y está más resignado, ¿cómo seguirá esto? –Ellos creen que esto se apaga, pero de aquí ninguno se va a ningún sitio si antes no se va Mubarak del poder o hasta que entre el ejército abriendo fuego . Que eso quede claro.
El gobierno que ha dado pequeñas señales, casi en borrador, de haber escuchado las demandas de la rebelión, dejó la estrategia de la violencia y la represión y respondió ayer a la decisión de no rendirse de los de la plaza, con un súbito aumento de 15% en los salarios del sector público.
Se trata de 900 millones de dólares que serán distribuidos en abril entre los seis millones de trabajadores de ese gremio, que fue históricamente un pilar del régimen pero cuyos sueldos fueron fulminados por la inflación de 10%, y una pobreza creciente que explica también en gran medida esta crisis.
Las turbulencias económicas por la incertidumbre reinantes son de tal envergadura que la Bolsa de Comercio decidió reabrir el próximo domingo (aquí es día hábil) por el temor de que los inversionistas vendan en masa sus colocaciones en empresas locales.
En el hotel donde está este enviado, el «maître» echa su rabia porque los restaurantes están vacíos, así como los cuartos. Sólo hay un puñado módico de periodistas. Y lo mismo sucede en los otros hoteles. Para este hombre, la rebelión de la plaza es responsable de que se haya perdido la temporada alta del turismo.
Sólo ve y habla de eso.
En las famosas pirámides, a 20 kilómetros de aquí, el flujo diario en épocas normales es de 5.000 turistas por día. Hoy no va nadie. Se calcula una pérdida en torno a los 200 millones de dólares cada jornada por esas ausencias, pero esas cifras son moderadas. Los comerciantes de ahí, y de ellos hacia abajo, ignoran totalmente los planteos de principios de la Plaza de la Liberación, aparecen desesperados en la televisión insultando a los activistas porque no les ha entrado esta temporada una libra de nada.
El domingo, la cumbre entre el vicepresidente Omar Suleiman y delegados de partidos opositores, no logró avances significativos que no parecen tampoco haber sido siquiera buscados y, por lo tanto, no conmovió a los protagonistas de la rebelión que reaccionaron como Tarek. Los acuerdos para una reforma de la Constitución que limite los términos presidenciales o la garantía de más libertad de prensa, son retóricos. La televisión pública siguió fabulando la realidad , y en lugar de abrirse el ingreso al predio, ahora se obliga a un tedioso y largo proceso burocrático para recibir una credencial que habilite la cobertura (ver aparte).
Lo cierto es que en estas horas terminó un capítulo de la acción. El gobierno sabe que no puede lanzar una ofensiva militar contra los estudiantes y sus seguidores porque ya desgastó ese poder coercitivo. Y del otro lado saben que tienen que mantener la protesta y con mucho ruido para aprovechar la enorme repercusión global que han obtenido.
Es tablas, por ahora .
En esa ciudadela, que es ya más una idea que un lugar, lo que se advierte es un incremento de las carpas.
Los campamentos se van extendiendo entre quienes han decidido llevar esto hasta el fondo.
Pero hay otras nuevas evoluciones.
En ese espacio también hay acampados y en son de protesta hijos de familias ricas, algunos incluso profesionales, que llaman a sus padres que han sido funcionarios del gobierno en algún momento de estas últimas tres décadas.
Tarek revela que ése fue el camino para un inicio de diálogo informal con empresarios, economistas, intelectuales, gente muchos de ellos con acceso al gobierno. «Las charlas son a la noche en una librería en las cercanías que tiene un salón abajo», dice.
En la Plaza se han formado grupos de 15 o 20 muchachos elegidos entre ellos que participan de esos encuentros. «Anoche fui a uno. Eramos diez. Pero desde mi punto de vista no se puede negociar si antes no se va Mubarak. No se hace una revolución que deja 300 muertos para que no pase nada. Además tiene que ser juzgado, no se trata de que se vaya a la finca a descansar».
Tarek admite que en esas charlas se ha llegado a plantear que Mubarak permanezca en su cargo con un poder simbólico hasta las elecciones de setiembre. Pero él y sus amigos lo rechazan. Saben que eso condicionará la elección. El gobierno lo sabe también.
Fuente: Clarín.com