Caso Gentiletti: La búsqueda de una madre – Marisa Olguín, madre de Bruno Gentiletti, el chiquito desaparecido en el año 1997 en la Florida, está detrás de una nueva pista. Será la definitiva?
Por Francisco Díaz de Azevedo Marisa Olguín, madre de Bruno Gentiletti, el chiquito desaparecido en el año 1997 en la Florida, está detrás de una nueva pista. Esta vez fue a través de una bandera que fue enviada por la propia Marisa al Mundial de Sudáfrica y que despertó el interés de «alguien» que comenzó a contactarse con la progenitora del niño desaparecido.
«Voy a contar lo que pueda porque el resto está en investigación», señala Marisa con al vos tímida del otro lado de la línea y agrega: «Yo mandé una bandera al Mundial con fotos de Bruno y poco tiempo después de terminado el Mundial, empiezo a recibir mails de una persona que me dice que Bruno está bien y que va a aparecer cuando menos lo espere. Esta persona que me manda los mails tiene datos certeros por lo que me dice pero siempre me manifiesta que tiene miedo de hablar porque sabe que puede ir preso».
Marisa también dijo: «Yo le garanticé que la justicia no le hará nada de nada. Estos datos que el o ella me brinda coincide con una pista que yo tengo desde hace mucho. El mail está escrito en español pero no puedo decirte si viene de Argentina o de otro país».
La madre de Bruno, además señaló que «cruzando datos que yo vengo siguiendo desde hace años, hay coincidencias. Sabe cosas de Bruno de chico que yo no publiqué. Creo que Bruno no está en el país y que tampoco hablaría español. Consulté a un psiquiatra que nos dijo que se le puede hacer esto a un chico, que se le enseñe otro idioma y se lo termine confundiendo. Esta novedad la hice público hace poco y después de hacerlo público esta persona me mando un mail más. El o ella me sigue todo lo que escribo y lo que me hago y no me recriminó que haya hecho público sus mails».
Olguín dio su punto de vista con respecto a quién manda los mails y aporta datosd del posible paradero de Bruno. «Creo que es una persona arrepentida y que estuvo en el medio de la situación. Sabe donde está Bruno y falta que sólo me diga esto y nada más. Para mí esta es la pista y ojalá Dios me de la bendición de que esto así sea».
La desaparición
La familia Gentiletti viajó temprano ese domingo 2 de marzo de hace 12 años a la Florida. «Yo quería ir a la Florida porque hacía una semana que estábamos programando el viaje para festejar el cumple de Franco. Habíamos hecho una cúpula de lona en una camioneta Fiat 125 que teníamos. Fuimos por la Ruta 34, y al llegar estacionamos cerca de la rotonda de la Nueva Florida. En ese viaje estábamos viendo con Claudio qué pasaba entre nosotros, porque él ya vivía en otro lado. De alguna manera estábamos viendo si la cosa podía seguir». Recuerda y relata: «Nos bajamos y Bruno se sacó las zapatillas, entramos, alquilamos una sombrilla y buscamos un lugar en la arena. Claudio se metió con los chicos al agua, después fui yo llevando a Bruno conmigo. Apenas nos metimos, Bruno me señaló que se había olvidado los tapones de los oídos». Recuerda Marisa. Es que el pequeño había sido operado de sus oídos por tener otitis secretoria ocho meses antes y tenía mucha precaución de mojárselos.
Inmediatamente salió sólo del agua y volvió a la arena. «Bruno se cuidaba mucho del agua. No se duchaba ni se mojaba sin sus tapones». Añade la mamá.
En horas del mediodía, Marisa llama a los chicos para almorzar unos sándwiches y acuden Gisela y Franco. «Donde está Bruno?», les pregunta Marisa. «Se fue al tobogán. Ya había ido antes pero se había vuelto porque no estaba habilitado pero ahora se volvió a ir». Le contestan los chicos.
Esa mañana de calor, no había mucha gente en el lugar y comenzó la búsqueda. «Salimos todos hacia donde nos habían dicho los chicos que se fue. No lo encontramos y empezamos a pedir ayuda». La gente preguntaba como era y que llevaba puesto. Bruno estaba descalzo, con un pantalón verde y sin remera.
Las fuerzas de seguridad inmediatamente comenzaron a inclinar la hipótesis por el lado del río y que el chiquito se hubiera ahogado. «Yo nunca me incliné por ahí. A Bruno no le gustó meterse al agua porque estaba marrón y me lo dijo. Tenía mucho cuidado de sus oídos y no se iba a meter porque sí. Había catorce bañeros ese día y nadie vio nada. La gente tampoco». Dice con voz segura Marisa y apunta hacia otro lado: «Ese día había gitanas en el lugar y a Bruno le había llamado la atención eso. El era curioso y capaz que se fue para allá. No sé». Dice y suelta una mueca de interrogación.
En ese momento la vida de Marisa cambió para siempre. Como también la de Claudio y el resto de los hermanos. «Desde ese momento y por varios meses volví muy poco a Las Rosas. Me la pasaba buscando a Bruno por todos lados. La gente llamaba al ver la foto en los medios y yo iba a todos lados. Las empresas de ómnibus me regalaban los pasajes porque ya me conocían y así fue mi vida. Dejé de ver al resto de mis hijos aunque los llamaba por teléfono».
La mamá de Bruno manifiesta tantas palabras y sentimientos de agradecimiento como de indignación: «Hubo mucha gente que me ayudó mucho, que me apoyó y me dio una mano. Incluso personas que ni siquiera conocía. En cambio las fuerzas de investigación fueron pura desidia e incoordinación».
Importante
Para mandar información sobre Bruno: www.brunogentiletti.com.ar o en el Facebook Encontremos a Bruno Gentiletti